Francesca tiene más de 4 mil personas en Instagram que la quieren ver llegar a lo más alto. La marca Gucci estuvo a su lado cuando ganó un concurso de belleza infantil.
La vieja frase (aunque la verdad es que nosotros la aprendimos del Doc Brown de Volver al Futuro) es que no importa lo que uno se proponga, si uno trabaja y se concentra en lograrlo, puede llegar a conseguir lo que sea. Muchas personas han probado que esto es cierto, convirtiendo humildes comienzos, muchas veces repletos de malas situaciones, violencia doméstica y problemas de alimentación, es destacadas carreras artísticas o en el mundo de los deportes.

Esa es la gracia del mundo vivimos: las oportunidades para lograr el futuro que queremos, están abiertas para todos. Es cierto que algunos llegan al mundo con más facilidades para algunas actividades que los demás: nadie puede negar que medir más de dos metros es bastante útil si lo que pretendemos es ser jugadores profesionales de la NBA. Aun así, incluso si no tenemos el don o el talento natural, el trabajo duro y la concentración a la hora de practicar pueden llegar a ser igual o más importantes.

Por eso es que nunca hay que rendirnos sin haberlo intentado. Si no nos crees, mira el caso de Francesa. Esta niña de cuatro años cautiva a Instagram con su historia de esfuerzo y superación.

Cuando escuchamos que alguien apunta a ser una top model y reinar desde las pasarelas más importantes, generalmente lo que esperamos es ver a una chica alta, con rasgos muy destacados, pero que encaje dentro de los estándares de belleza tradicionales. Incluso si tienen un toque algo inusual, como lo tuvieron en su momento modelos como Kate Moss o Barbara Palvin, ambas son mujeres que podemos reconocer como bellísimas sin tener que discutirlo mucho.

Francesca en cambio, no solo tiene solo cuatro años, sino que además nació con síndrome de down. En la mayoría de los casos, esta enfermedad implica que la posibilidades de trabajo y ocupación en la vida se verán bastante reducidas. Pero Francesca no piensa en eso: ella quiere ser top model.

En las fotos que sus orgullosos padres suben a su Instagram, Francesa destaca por su luminosa sonrisa y actitud afable. Ella no está aquí para representar la belleza fría y distante de las modelos altas y rubias, sino que para recordarle al mundo que la verdadera belleza de una persona, está en su encanto y forma de ser.

A su corta edad, la niña ya trabaja como modelo profesional. Hace apariciones privadas, e incluso ha ganado competencias de belleza para niñas. Es una carrera en ascendencia, que de seguro veremos florecer en un par de años más, cuando tenga edad suficiente para dedicarse a ello a tiempo completo.