En reacción a la discriminación que sufrió un alumno por llevar falda en noviembre de 2020, varios profesores de España creyeron importante poner este tema sobre la mesa y decidieron apoyarlo usando faldas ellos mismos. ¿El objetivo? “Enseñar que hay que cambiar y que las palabras hacen daño”, según opinó uno de ellos.
Hablemos de entregar poderosos mensajes a nuestra sociedad. Los llevaremos a fines del 2020, cuando un chico español llamado Mikel Gómez acudió a las redes sociales para denunciar que había sido discriminado por ir con falda a clases.
Resulta que su profesor de matemáticas decidió interrumpir la clase para llevar a Mikel al psicólogo de la escuela y preguntarle con insistencia si sentía alguna confusión con su género. Ante su negativa, lo obligaron a quitarse la falda y ponerse pantalones, cosa que no le exigieron a sus compañeras que llevaban la misma prenda.
El episodio dio la vuelta al mundo y, poco después, miles de jóvenes a lo largo de España y otros países europeos decidieron asistir con falda a sus escuelas respectivas para apoyar a Mikel, que buscaba romper con la creencia de que las faldas se asocian únicamente al género femenino.
Y claro, esto catalizó la participación de los mismos profesores en esta improvisada y masiva campaña, representada con el hashtag #LaRopaNoTieneGénero. José Piñas, uno de los docentes de la escuela de Mikel, se cuadró con su estudiante y también portó una falda para impartir su clase.
“Hace 20 años sufrí persecución e insultos por mi orientación sexual en el instituto en el que ahora soy profesor. Muchos de mis maestros miraron para otro lado. Quiero unirme a la causa del alumno Mikel, que ha sido expulsado y enviado al psicólogo por ir a clase con falda”.
—José Piñas (@joxepinas) en Twitter—
Esta iniciativa ha sido replicada por otros docentes a lo largo del país. Recientemente, Manuel Ortega y Borja Velásquez, dos profesores de un instituto de Valladolid, asistieron a dar clases con sendas faldas luego de que uno de sus alumnos le dijera un insulto homofóbico a otro de ellos en el aula por llevar una sudadera con motivos animé.
El objetivo de ambos docentes fue abrir un debate en dicho instituto sobre la tolerancia y la diversidad, y “enseñar que hay que cambiar y que las palabras hacen daño”, según comentó Velásquez en entrevista con El País. Los profesores dicen que se ha empezado a germinar un cambio en los alumnos y un clima de mayor respeto, pero que eso es sólo “la punta del iceberg”, como afirman.
Otro caso fue el de Manuel Sánchez, un profesor oriundo de Sevilla, que hace unos años fue a dar clases usando una sudadera color rosa. Sus alumnos le dijeron que ese color “era de niñas”, a lo que éste respondió que los colores no pertenecen a nadie y que todos pueden usar las prendas que quieran, tal como los escoceses con sus faldas y la normalización de los pantalones femeninos. Poco después, llegó con las uñas pintadas a cumplir su labor.
El mensaje que todas estas iniciativas tienen en común es que es hora de que empecemos a cuestionarnos todo lo que hemos aprendido a la fuerza respecto a la tolerancia, el respeto y la inclusión, rompiendo esquemas para poder vivir en un mundo más plural y lleno de diversidad.