Son cada día más los Coca-Cola LIGHT adictos. Hago un énfasis en Light porque me refiero a la Coca Light, no a la corriente, ni a la Zero, ni a la Life, solo Light. Las otras ni siquiera pueden ser medianamente comparadas con este elixir de placer que endulza -literalmente y en exceso- todos mis días.
Porque bendigo y maldigo el día que la famosa fórmula de Coca-Cola se expandió y creo este líquido celestial y a la vez infernal. ¿Por qué esta constante batalla de amor y odio? Bueno, es evidente. Porque a pesar de hacer más feliz mi vida, sé que mi diaria sumergida en esas milagrosas burbujas es algo muy, pero muy poco saludable. Sin embargo, no hay manera de que pueda dejar esta adicción.
Usualmente imagino que ya no corre sangre por mis venas, sino que Coca Light, pero a pesar de eso, mi necesidad es mayor.
Es ella la causa de muchas de muy penurias, pero también la causa de tantas alegrías. La quiero tanto que no podría dejarla, sería hacerle mucho daño.
A veces, bueno, en realidad muchas veces, me avergüenzo y trato de ocultar mi adicción, pero mi coche y el basurero de mi habitación me delatan.
Esa, y estas 15 cosas más son situaciones cotidianas para mí. Y si tú eres una de las mías, entenderás perfectamente de lo que estoy hablando.