Aún en el mundo idílico más perfecto, el amor de tu vida tendrá que levantarse cada maña e irse. Irán al trabajo, realizarán trámites, tomarán un par de tragos con sus amigos… todo sin ti. Pero nunca te sentirás como si no los tuvieses. Su ausencia es irrelevante; sabes que están contigo, aún cuando no puedes verlos o tocarlos o hablar con ellos. La única forma real en que “tienes” a alguien es en cómo las llevas contigo en tus pensamientos.
Los contratos sociales no hacen el amor. Ni los estados en Facebook ni las licencias de matrimonio ni siquiera las promesas de amor para siempre lo hacen. La real labor que se hace detrás del amor se encuentra en los momentos pequeños del día a día, donde se encuentran las mentes y las almas fusionándose. El amor real se encuentra en cosas tan pequeñas como tomar el desayuno juntos y se cuidarse el uno al otro.
Y cuando perdemos a quienes amamos, el dolor no se produce por no estar con ellos físicamente.La parte verdaderamente dura está en la mente. Duele no poder deshacerse de recuerdos y pensamientos. Duele tener a alguien en la cabeza cuando esa persona ya no forma parte de tu vida.
No necesitas tener a alguien físicamente para amarlos para siempre, aquel amor que es incondicional no depende de que alguien lo ame de vuelta incondicionalmente.
Siempre estás con las personas a las que amas o has amado, porque forman parte de ti. Eres como eres por todos ellos.
Visto en Thought Catalog.