Mauro Morandi llegó hace años a la isla naufragando y descubrió que la zona estaba abandonada desde la Segunda Guerra Mundial. Cuidó del ecosistema hasta el día de hoy, pero los planes de las autoridades italianas ya no lo contemplan en el lugar.
Mauro Morandi podría ser considerado como un verdadero náufrago del mundo moderno, con 81 años debe abandonar la isla que se transformó en su hogar hace más de tres décadas cuando su catamarán se averió en un viaje hacia el pacífico en 1989. El anciano que cuidaba cada metro cuadrado de los terrenos donde aprendió a estar solo, hoy ve amenazada su estadía, luego de que el gobierno italiano reclamara su isla, informa Metro UK.
Morandi era un viajador empedernido, como gran aventurero le encantaban los desafíos y el día en que encalló en la isla Budelli navegando solo, pensó que su naufragio duraría un tiempo. Ocupó las instalaciones abandonadas durante la Segunda Guerra Mundial y destinó su tiempo a cuidar del ecosistema de toda la isla, hasta el día de hoy, sin embargo, aquella tranquila vida paradisíaca llega a su fin.
En 2016, el gobierno italiano decretó que Budelli pertenecería al Parque Nacional Archipiélago de La Maddalena y debido a los futuros estudios en la isla, Morandi ya no podría residir en ella.
La verdad es que Budelli no es una tierra abandonada. Luego de los conflictos bélicos, la isla se transformó en un terreno poco explorado y fue solo décadas después que Italia y los países vecinos la ocuparon con fines turísticos. Es más, fue así que las autoridades conocieron a Morandi, le proveyeron un refugio e incluso le permitieron ser el guía de la zona. No había roca que no reconociera ni secreto sin descifrar para el anciano.
Lamentablemente tras la resolución y luego de 32 años viviendo en la isla como único protector. La razón que dieron las autoridades, es que Morandi había infringido las normas de construcción al modificar su vivienda, una acusación que parecía ser apelable debido a su condición como único residente de la isla, es más años atrás aseguró que jamás se iría de su hogar, pero hoy mantener dicha idea es imposible.
Morandi, jubilado, ya ha hecho planes. Confirmó que se irá a vivir a la isla Maddalena, la más grande del archipiélago, vivirá en las afueras de la ciudad principal y solo se alejará de la playa para hacer compras.
Budelli, isla que se transformará en un observatorio natural, ya había comenzado sus normas restrictivas en 1990, cuando se le prohibió a los turistas caminar por la playa o bañarse en el mar. Los tours se limitaron a viajes en barco de un día y siempre se contó la historia del hombre que vivía solo en el lugar. A partir de ahora aquellos relatos solo serán una leyenda, ya que su gran protector abandona su hogar.