Por Ghalia Naim
23 August, 2017

“Se paró frente a mí y me dijo: ‘dime lo que tengo que hacer y lo haré’.

La mayoría del tiempo pensamos que los niños son demasiado vulnerables como para reaccionar ante situaciones complicadas, pero nos equivocamos y este caso lo demuestra. Jayden Fontenot de Lousiana, Estados Unidos, tuvo que elegir entre la vida y muerte en cuestión de segundos cuando su madre repentinamente comenzó el trabajo de parto en el baño de su casa.

Su madre Ashly Moreau, esperaba tener al pequeño Daxx en una cesárea programada, pero una mañana mientras se bañaba comenzó a dar a luz.

Mientras Moreau se duchaba sintió unos fuertes dolores y de pronto notó que los pies del bebé ya se estaban asomando, sus gritos alertaron a Jayden quien corrió a ayudarla. Mientras su abuela llamaba una ambulancia, el pequeño de diez años supo que no había vuelta atrás; si no hacía algo su madre y hermanito morirían.

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Daxx estaba naciendo con una posición invertida, lo cual era sumamente riesgoso tanto como para él como para Ashly.

“Yo estaba nerviosa y no dejaba de sangrar, tenía miedo de que muriera el bebé, pero Jayden estaba muy calmado y concentrado. Se paró frente a mi y me dijo `dime lo que tengo que hacer y lo haré´. Entonces, comenzó a halar poco a poco a medida que yo pujaba”.

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Una vez que su hermanito nació, Jayden notó que no respiraba y rápidamente buscó un aspirador nasal que había en la cocina. Lo instaló en la nariz del pequeño y este volvió a la vida.

Gracias a su heroica actuación su madre y hermano sobrevivieron. Ahora, recuerdan ese tenso momento con cariño.

“Cada vez que pienso en eso lloro, no puedo creer que Jayden haya hecho todo eso y lo grande que está. Estoy tan orgullosa de él, nos salvó la vida”.

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¡El mejor hermano!

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