El científico David Goodall aseguró estar envejeciendo de forma “vergonzosa”, por lo que decidió viajar a Suiza, en donde el suicidio asistido es legal.
“No quiero ir a Suiza, pero tengo que hacerlo para tener la oportunidad de suicidarme, ya que el sistema australiano no lo permite”, fueron las palabras de David Goodall minutos antes de subir al avión que lo llevó hasta la capital de Suiza, en donde solicitará el 10 de mayo un suicidio asistido para acabar con su vida a los 104 años de edad. Pese a no padecer de enfermedades terminales o síndromes que le inflijan dolor, quien dedicó su vida al estudio de la vegetación, lamentó que su vida se haya prolongado por tanto tiempo.
Acompañado de algunos de sus nietos, Goodall, oriundo de Inglaterra, llegó hasta el terminal aéreo de la ciudad australiana, Perth, para decir el último adiós a sus familiares y amigos. Allí también lo esperaban decenas de periodistas que actualmente cubren uno de los casos que ha remecido a la población a nivel mundial, especialmente en aquellos países en donde el suicidio y la muerte asistida siguen siendo ilegales.
El científico más longevo radicado en Australia llevaba inscrita una frase en su ropa el día en que subió a un avión con dirección a Suiza. “Envejeciendo vergonzosamente” fue la consigna escogida por Goodall para ilustrar su lucha para acabar con su propia vida. Pese a que el renombrado científico, quien cumplió 104 el pasado 4 de abril, no coexistía junto a algún tipo de enfermedad, él aseguró que el deterioro en su calidad de vida había sido la razón que lo llevó a tomar la decisión.
Aún tratándose de una decisión que ha reunido cientos de detractores en los últimos días, la campaña de recaudación de dinero que buscaba que Goodall viajara en clase ejecutiva, demostró que hay muchos ciudadanos que piensan firmemente que el suicidio y la muerte asistida responden a un derecho básico que debiese tener el ser humano. En total, ciudadanos de todo el mundo donaron cerca de 15 mil dólares, con los cuales se compraron los pasajes hacia Suiza para el académico y su ayudante, quien es una de sus más cercanas amigas, en donde recibirá una dosis letal de ciertos fármacos que provocarán su deceso.
Decidir cuando morir
Suiza, Bélgica, Luxemburgo, Holanda y los estados de California, Oregón, Washington, Vermont y Hawaii de Estados Unidos son los únicos territorios a nivel mundial que contemplan el suicido asistido y la muerte asistida como herramientas legales para que un ser humano acabe con su vida. En la mayoría de las legislaciones éstos no sólo contemplados como ilegales, sino que de probarse su perpetración, las personas pueden incurrir en procesos legales en su contra. En Malasia quienes asistir a alguien para suicidarse o tan sólo son testigo de suicido pueden ser castigado con una pena de muerte e incluso arriesgan ser condenados a la horca.
La asociación inherente a temáticas valóricas y religiosas es uno de los principales elementos que permite que el suicidio y la muerte asistida continúen siendo penados por la ley en la mayor parte de los países a nivel mundial.
El 7 de abril de este año, un total de 118 obispos franceses firmaron la carta que lleva por nombre “El fin de la vida: Sí a la urgencia de la fraternidad”, con la cual buscan disuadir a aquellos médicos que buscan que el suicidio y la muerte asistida sean legalizadas en Francia.
En el escrito, los religiosos explicaron que sería contraproducente que el gobierno lleve a cabo campañas para frenar las tasas de suicidio y que de forma simultánea legalice el suicido asistido para quienes buscan acabar con su vida. La posición de la iglesia en aquellos países en donde las autoridades eclesiásticas gozan de mayor influencia, sigue causando, entre otras causales, que los parlamentarios voten en contra de la legalización que tantos piden a gritos. “Cambiar la ley sería faltar al respeto no sólo al trabajo legislativo ya realizado, sino también a los pacientes y a la progresiva implicación de los cuidadores”, es una de las frases que puede ser identificada al interior del manifiesto.
“Aceptar el suicidio asistido por médicos en Francia sería contradictorio, continúan, ya que en el país se está promoviendo la lucha contra el suicidio. También señalaron que sería contrario al Código Ético Médico francés que dice que los médicos deben llevar a cabo su misión con respeto por la vida humana, la persona y su dignidad”.
“A la luz de esta parábola, hacemos un llamado a nuestros compatriotas y a nuestros parlamentarios, para que tengan consciencia y podamos construir una sociedad fraterna en Francia, donde nos cuidemos unos a otros tanto personal como colectivamente”.