Tras ponerse con un cartel en las calles de México, le llegó una alumna presencial, varias propuestas de enseñanza online y modernos aparatos tecnológicos por parte de una fundación. Su esfuerzo tuvo recompensa.
Hace unos días, Guillermo Trujillo, un adulto mayor que se colocaba con un cartel en las calles de la colonia el Rodeo, al oriente de la Ciudad de México, conmovió el corazón de muchos al ser visto buscando trabajo a su ya tan avanzada edad. El hombre en su pancarta tenía colocado su número telefónico y ofrecía clases de matemáticas. Por suerte, una mujer le sacó una fotografía, la que luego de ser compartida miles de veces en Facebook, permitió que su caso se diera a conocer.
Lo que vino después fue solo fruto del esfuerzo de este anciano de 80 años, quien al quedarse sin clientela durante los últimos tres años producto de una operación, se vio obligado a salir a la calle para dar con nuevos estudiantes.
Lo increíble es que afortunadamente encontró eso y más.
Debido a que tras que su caso se hiciera muy conocido, no solo le llegó una alumna presencial y varias propuestas para hacer clases en línea, sino que también la fundación Cadena de Sonrisas le regaló un teléfono más avanzado y una laptop recién comprada para que pueda seguir ejerciendo su profesión desde su casa, sin exponerse al coronavirus.
Don Guillermo estudió lo principal de la carrera de Ingeniería en la UAM Iztapalapa, y no pudo continuar y concluir su estudios a raíz de problemas económicos.
Sin embargo, su afán por aprender lo llevó a seguir capacitándose, esta vez, de manera autodidacta, profundizando y adquiriendo nuevos conocimientos y metodologías en las matemáticas y su enseñanza. “Tengo facilidad para las matemáticas, me gustan. Encontré un método para enseñarle a jóvenes que necesitan el apoyo”, dijo Guillermo Trujillo a Excélsior TV, quien también contó que tiene una colección de más de 400 libros de matemáticas en su casa, a los que recurre constantemente para consultar sus dudas.
Para este esforzado anciano de 80 años de Ciudad México, realizar sus clases es fundamental. No solo por un tema de vocación, que le hace imposible dejar una profesión que tanto le ha apasionado. Sino que por sobre todo, por un tema económico, debido a que sumado a los gastos habituales de su hogar, ahora también necesita mayores ingresos porque padece de un problema de próstata, esperando ganar lo suficiente para poder atenderse y tratarse dicha dolencia. Clases que cuestan entre 1,5 y 7,5 dólares estadounidenses, y que gracias a su nueva computadora portátil hoy puede realizarlas desde su casa, seguro y sin exponerse al COVID-19.