Por Camila Cáceres
16 January, 2017

Se perdió cuando era niño y acabó en otro continente. Ahora existe una película sobre su odisea.

La historia de Saroo Brierley es digna de una película. Una serie de eventos desafortunados le alejó no tan sólo de su familia, sino que de su país entero con tan sólo 5 años. Conservó sagradamente sus memorias infantiles sin saber que con todos sus defectos le regresarían a los brazos de su madre biológica nada más y nada menos que 25 años después.

Saroo fue el tercer hijo en una humilde familia de la India. Su padre los abandonó cuando su madre estaba embarazada de su hermana menor, Shekila.

“Aunque suene terrible, éramos razonablemente felices. Amaba las horas que pasaba cuidando de Shekila, con su regordeta cara sonriéndome mientras jugábamos. Me encantaba cazar mariposas y luciérnagas cuando se oscurecía.

Pasaba mucho tiempo con mis hermanos, a quienes adoraba y admiraba. Pero para cuando habían cumplido 14 y 11, pasaban muy poco tiempo en casa. Vivían de su sagacidad, explorando las calles para encontrar con qué subsistir y pasando las noches en las estaciones de trenes, donde a veces ganaban comida o dinero por barrer”.

-Saroo Brierley para el Daily Mail-

Un día Guddu, uno de sus hermanos, permitió que le acompañara a un lugar que para el niño sonaba como “Berampur”. Resultó estar a más de una hora de caminata y al llegar a la estación estaba exhausto. Guddu lo dejó durmiendo en una banca y se fue a buscar comida.

Saroo no volvería a ver a su hermano.

El niño despertó con el frío de la noche y comenzó a buscar a su hermano en toda la estación. Había un tren muy quieto, esperando a sus pasajeros, y se le ocurrió que podría estar allí. El susto y cansancio le pesaron una vez más y acabó durmiéndose tras unos asientos.

El movimiento del tren le despertó.

“Todavía puedo sentir ese pánico frío que me golpeó cuando me di cuenta de que las puertas a ambos lados estaban cerradas. Estaba atrapado, con el corazón azotándome el pecho mientras corría de un extremo a otro gritando el nombre de mi hermano, rogándole que me viniera a buscar”.

-Saroo Brierley para el Daily Mail-

Cuando logró dejar el tren, se encontró con murallas de gente y ruido. Trató de preguntar como volver a su casa, pero sólo podía pronunciar, “¿Ginestlay? ¿Berampur? y en cualquier caso, nadie se detenía a tratar de descifrar su llanto. La estación de Calcutta estaba llena de niños pidiendo limosna y Saroo era solamente otra boca de la que nadie podía hacerse cargo.

Pasó varios días recorriendo la estación y sus alrededores, recogiendo comida del suelo y tratando desesperadamente de sobrevivir, hasta que un adolescente de la edad de su hermano Guddu se apiadó de él y escuchó su historia.

“No tengo idea que le hizo interesarse en mí, pero después de contarle lo que me había pasado, me llevó a la estación de policía y de ahí me enviaron al orfanato que manejaba la maravillosa Señora Sood.

Después de pasar varias semanas allí, explicó que nadie podía encontrar ‘Ginestlay’ o ‘Berampur’, pero que me estaban ofreciendo un nuevo hogar con una familia que vivía en otro país— Australia”.

-Saroo Brierley para el Daily Mail-

El niño se resignó a no volver a ver a su familia y aceptó la oportunidad de encontrar otro lugar donde le cuidaran y le quisieran, y así fue como le adoptaron John y Sue Brierley cuando tenía 6 años.

El cambio fue inmenso. Su nueva casa tenía cuatro habitaciones para tres personas, cuando antes lo que con generosidad podía considerarse un salón había sido su hogar entero. La cocina estaba llena de comida y amaba abrir el refrigerador sólo para sentir el aire frío sobre él.

Sus nuevos padres le regalaron un mapa de la India, “pero para cuando empecé la secundaria, el mapa en la pared de mi cuarto había sido sobrepasado por posters de los Red Hot Chilli Peppers y otros de mis grupos favoritos”.

El ahora joven acabó trabajando para la empresa de sus padres adoptivos. Tenía una novia y muchos amigos. Pero aún recordaba a su familia india.

“A veces me echaba sobre la cama y trataba de enviarle mensajes telepáticos a mi madre para que supiera que estaba vivo y bien. O me visualizaba caminando por las calles de mi ciudad natal, abriendo la puerta de la casa de mi familia y viendo como dormían mi madre y Shekila. Por muchas años, me pareció que estos paseos se quedarían en mi imaginación. Mis búsquedas por internet en ese tiempo no dieron con nada que sonase como ‘Ginestlay’ o ‘Berampur’. Pero entonces apareció Google Earth”.

-Saroo Brierley para el Daily Mail-

Google Earth fue uno de los primeros programas con el que cualquier persona podía examinar diferentes partes del globo en detalle. La lógica dictaba que si Saroo seguía las lineas del tren de Calcutta – que desde el 2001 se llama Kolkata -, encontraría el lugar donde se perdió.

Comenzó a pasar noche tras noche dedicado a la tarea de reconocer lugares que sólo había visto de niño. “Mi novia Lisa a veces me miraba como si estuviera loco”.

Pero una noche, en marzo del 2011 reconoció una torre de agua cerca de una estación que se parecía a una que había visto en “Berampur”. Un clic reveló el nombre de la ciudad: Burhanpur.

“Mi corazón casi se detiene. Desde ahí arrastré el cursor por varios kilómetros siguiendo la línea del tren hasta llegar a un pueblo llamado Khandwa, que tenía un puente sobre un gran río, como uno en el que jugaba de niño.

Casi paralizado de emoción, seguí una ruta con el cursor que había hecho en mi cabeza desde que era pequeño, tantas veces que no la había olvidado.

Y tal como esperaba, seguí un laberinto de callejones y esquinas para llegar a un barrio llamado ‘Ganesh Talai’ — tan cercano a mi pronunciación infantil de ‘Ginestlay’ como había soñado”.

-Saroo Brierley para el Daily Mail-

¿Pero estaría allí su familia, aún? Sólo había una forma de saberlo.

Sus padres siempre habían respetado y apreciado sus raices, y lo había apoyado en todos sus proyectos. Esta no fue la excepción.

Saroo salió en busca de su familia.

Pasa su sorpresa, el camino enseñado por Google Earth fue bastante similar al que debió seguir por su cuenta y había cambiado muy poco desde que era niño: No tardó mucho en encontrar la casa de su infancia.

Estaba abandonada.

Quizá fueron sus ropas, su aire de extranjero o quizá fue gracias a la expresión de su rostro, pero un hombre se acercó y preguntó si podía ayudarlo.

Saroo le contó su historia. Le mostró fotos de cuando era niño.

El hombre pareció sorprendido, pero lo guió hacia un callejón a pocos metros. Allí habían tres mujeres, que detuvieron sus actividades para mirarlos.

“Esta es tu madre”, dijo el hombre, señalando a la mujer en medio.

La belleza juvenil de sus memorias la había abandonado, pero Saroo reconoció de inmediato “la fina estructura de su rostro. Supe en un momento que también me había reconocido”.

“Más tarde ella describió su reacción como yo no podría haberlo hecho: Dijo que estaba ‘sorprendida con truenos’ de que su niño hubiese regresado y que su felicidad era ‘tan profunda como el mar’. Yo también tenía truenos en mi cabeza”.

-Saroo Brierley para el Daily Mail-

Gente comenzó a aparecer de todas partes, riendo y gritando. Dos de ellos fueron presentados nuevamente: Eran su hermano, Kallu, y su querida hermana Shekila.

¿Pero dónde estaba Guddu? De todas las historias que deseaba oír, la suya era la más anhelada, o eso pensaba hasta saber la verdad.

Guddu no había regresado la noche que él desapareció. Su madre se enteró varias semanas después que había caído de un tren en movimiento. Esa noche, la mujer había perdido a dos hijos a la vez.

Su esperanza había sido siempre que Saroo regresaría. Kallu se había casado y mudado a Burhanpur con su esposa, con la intención de llevarse a su madre, pero la mujer se había rehusado. Saroo podía regresar. ¿Qué haría si no encontraba a su familia en casa?

Esa es la milagrosa, providencial sabiduría de una madre.

Eventualmente, Saroo debió regresar a Australia, donde tenía otra familia y un trabajo, pero se aseguró de dejar a su madre en una mejor situación económica. Su proyecto actual es comprarle una casa, un lugar donde pueda descansar y que sea realmente suyo.

Lo que Saroo quiere para sí mismo es mucho más complicado.

“No comencé esta búsqueda para volver a la vida que había perdido. No soy Indio. He pasado casi toda mi vida en Australia y tengo lazos allí que no pueden ser rotos. 

No tengo conflictos con la persona que soy o el lugar al que llamo mi hogar. Tengo dos familias, no dos identidades. Sé quien soy: Soy Saroo Brierley”.

-Saroo Brierley para el Daily Mail-

La película sobre la increíble vida de Saroo se llama Leon y fue estrenada en Noviembre del 2016 en Estados Unidos, con actuaciones de Dev Patel como Saroo, Rooney Mara como su novia y Nicole Kidman como Sue Brierley.

Está basado en el libro que Saroo escribió sobre su busqueda: Un largo camino a casa.

¡Qué increíble historia!

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