Por Antonio Rosselot
13 October, 2017

La foto de su cadáver, publicada en Time, es una de las más famosas de la historia. Una muerte de verdadera expresión artística.

Es el 1 de mayo de 1947, y en Nueva York no se descansa. Miles de personas circulan por las calles como si estuvieran en piloto automático, inmersas en su realidad personal, tratando de evitar la enorme cantidad de estímulos que hacen de la Gran Manzana uno de los lugares más vivos del planeta. Pero a los pies del Empire State, los transeúntes miran despavoridos hacia la punta del que, en ese entonces, era el edificio más alto del mundo. Una figura imperceptible va cayendo desde las alturas, en una inevitable trayectoria que terminará de la peor manera.

Bettmann/CORBIS

Evelyn McHale, de 23 años de edad, cae directa y abruptamente sobre el maletero de una limusina estacionada en la misma calzada que da al rascacielos. Pero todos los peatones que presenciaron la escena pensando que la pobre Evelyn iba a estar desfigurada por el impacto, se llevaron una bizarra sorpresa.

El cuerpo de la chica estaba intacto, y yacía tranquilamente sobre la limusina, su lecho de muerte. Como si se hubiese posado de manera liviana, cual pluma.

Life

La joven se presentó ante la muerte con un elegante vestido, los labios pintados de rojo, el pelo recogido en un moño, los pies cruzados y un collar de perlas que afirmó inconscientemente con su mano derecha. El semblante de Evelyn denotaba una inusual placidez, lo que contrastaba fuertemente con el horror de la escena de su suicidio y del revuelo que causó a su alrededor. Parecía que Evelyn se hubiese acostado a dormir eternamente. Luego de llevarla a la morgue de Nueva York, la policía local se enfocó en recabar antecedentes de la suicida, desconocida hasta ese minuto.

Y a partir de lo que encontraron en el bolso de Evelyn fueron construyendo su historia, que, en un principio, no parecía tener nada de anormal…

Autor desconocido, ayúdanos a encontrar la fuente

Luego de revisar la identificación oficial de McHale, su domicilio y las razones de por qué estaba en Nueva York, los investigadores se encontraron con una escalofriante carta de suicidio escrita por Evelyn. En ella, explicaba las razones de su triste decisión:

No quiero que nadie dentro o fuera de mi familia vea nada de mí. ¿Podrían incinerar mi cuerpo? Les ruego a ustedes y a mi familia que no contraten ningún servicio de homenaje. Mi novio me pidió que nos casáramos en junio. No creo ser una buena esposa para nadie…él está mucho mejor sin mí. Díganle a mi padre que tengo muchas de las tendencias de mi madre.

Evelyn McHale en su nota de suicidio, 1947

Autor desconocido, ayúdanos a encontrar la fuente

Y efectivamente, Evelyn tenía una complicada historia familiar. Su madre la abandonó a ella y a sus seis hermanos cuando era muy pequeña, y el padre de Evelyn se vio obligado a dejar su residencia en la costa californiana para mudarse a Pensilvania, donde consiguió un trabajo que apenas le alcanzaba para mantener el hogar en pie. Cuando Evelyn cumplió la edad suficiente para independizarse, cambió Pensilvania por Nueva York, donde comenzó a trabajar como contable en una imprenta.

Un tiempo después, Evelyn visitó a Barry Rhodes, su prometido, para celebrar su cumpleaños nº24. Y hasta el momento, todo parecía ser normal para Barry, que nunca se cuestionó el amor y el compromiso de Evelyn con la relación. “Cuando la besé para despedirme, Evelyn parecía tan feliz y normal como cualquier chica a punto de casarse”, dijo desconsolado después de la muerte de su novia.

El anuncio del New York Times sobre la muerte de Evelyn. Confundieron su edad. (NY Times)

Luego, Evelyn tomó el tren de vuelta a Manhattan en vez de ir a Pensilvania con su familia y reservó una habitación en el hotel Governor Clinton, donde supuestamente habría escrito la mencionada nota. Posteriormente, enfiló en dirección al Empire State, donde compró un boleto para entrar al mirador ubicado en el piso 86 del edificio.

Un boleto con dirección a la eternidad.

Ya consumado el suicidio, el tumulto en la calle fue gigante. Pero de alguna manera u otra, Robert C. Wiles, un joven estudiante de fotografía, se abrió paso entre la masa y, cámara en mano, retrató el cadáver encima del auto. Esta foto fue un éxito instantáneo. Tanto, que poco después fue la portada de la prestigiosa revista Life.

La foto de Evelyn, tal como salió publicada en la revista Life.

El titular de esa edición rezaba: “El suicidio más hermoso”.

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