Esto no ocurre todos los días, y nos enseña una valiosa lección…
Pudo ser un delito, pero se transformó en una historia de honestidad e integridad. Aunque digan que “la oportunidad hace al ladrón”, ese dicho no se aplica a todas las situaciones. Hay personas que logran empatía y generosidad por los demás, incluso preocupación y deseos de hacer felices a desconocidos. Una de esas personas es Patricia Christophersen, quien hizo muy feliz a otra mujer en Alaska.
Todo comenzó el miércoles 22 de febrero, cuando Rachel Saldana fue al restaurante mexicano Carlos en Anchorage para planear una recaudación de fondos.
Estaba con sus amigos ultimando los detalles de una cena para juntar dinero para pequeñas con discapacidades cuando notó que el diamante de su anillo de matrimonio no estaba en su lugar.
“Mi corazón se hundió: pensé en mi interior qué podía había pasado, cómo no lo había notado”.
-Rachel Saldana, citada en KTUU-
Rachel y sus amigos buscaron el anillo por todas partes: bajo las sillas y las mesas, entre el mantel, en el suelo. Sin embargo, la búsqueda no logró nada.
Cuando estaba yéndose del local, la mesera Patricia Christophersen se le acercó y le pidió su número de celular. Le dijo que si lo encontraba la llamaría.
Patricia sabía que Rachel había ido al baño a cambiar los pañales de su hijo, así que fue directo a esa habitación a buscar. Ya habían hecho el aseo del baño, pero ella no perdió la esperanza.
Movió todo y entonces vio algo brillar en el suelo: el minúsculo objeto había caído tras la puerta.
Patricia tomó el teléfono y llamó de inmediato a Rachel para decirle que había encontrado su anillo.
“Mi corazón saltó en cuánto ella contestó el teléfono y sentí que había ganado una meta de vida, fue como en un videojuego”.
-Patricia Christophersen, citada en KTUU-
Rachel y su esposo estaban tan agradecidos por su buena acción que además de ir a buscar el anillo, abrazarla y felicitarla decidieron darle una recompensa en efectivo.
“Ella pudo tomar el anillo y empeñarlo (…), el hecho de que fuera tan honesta y tuviera integridad para contactarme y devolverla fue increíble”.
-Rachel Saldana, citada en KTUU-
La historia se hace más conmovedora cuando conocemos las condiciones en que vive Patricia: la joven no tiene hogar y está alojándose en la casa de empeños de un amigo (donde podría vender fácilmente un diamante).
Además, hace solo unos días había chocado su auto y no podía repararlo por falta de dinero.
“Siempre pienso en el karma. Si me hubiese pasado, me habría gustado que me lo devolvieran. Si no es correctamente tuyo, no lo tomes”.
-Patricia Christophersen, citada en KTUU-