Quizá nuestros países puedan aprender una o dos lecciones.
Mientras países como Estados Unidos están llenos de cárceles y éstas, a su vez, están llenas de prisioneros, hay países que han cambiado sus metodologías por otras mucho más amigables, que apuestan a la rehabilitación sobre el castigo. Ya conocimos el caso de esta prisión en Noruega, pero lo que ocurre en Holanda es, por lo menos, envidiable.
Desde las reformas que Holanda hizo en sus leyes el año 2004, la tasa de crímenes bajó drásticamente.
Debido a estas grandes bajas en el crimen holandés, las cárceles se han despoblado poco a poco. El 2013, este declive causó que se cerraran 19 prisiones en el país porque… estaban vacías. Y, según The Telegraaf, en marzo del 2016 se cerraron 5 más, por la misma razón. Lo más impactante es que, en septiembre de 2015, se trasladaron presos desde Noruega… (Sí. Importaron criminales).
Pero lo malo es que, al cerrar estas cárceles, se perdieron cerca de 2 mil puestos de trabajo y 700 personas tuvieron que trasladarse de lugar de empleo.
“Muchas gracias a todos”.
Según los expertos, esta baja en el crimen se debe al ‘relajo’ con respecto a las leyes de drogas y que cambiaron su foco hacia la rehabilitación de los criminales y no a castigarlos, permitiéndoles contribuir a la sociedad mientras cumplen su condena.
Para cumplir con esto, instalaron un sistema de monitoreo electrónico en los tobillos de quienes rompen la ley, ya que eso ha permitido que lleguen a haber menos de 12 mil prisioneros en el país (69 por cada 100 mil habitantes).
“Cometí un gran error”.