Todo comenzó con una pequeña mancha de nacimiento en la nariz pero los médicos dijeron que no había por qué preocuparse….
Cuando Jennifer Hiles era un bebé, sus padres notaron que tenía un pequeño lunar en la nariz, pero los médicos los tranquilizaron al decirles que se desvanecería con el paso del tiempo y que no había nada por qué preocuparse. Conforme fue creciendo, la apariencia de la pequeña mancha fue cambiando.
El lunar creció y pronto toda la nariz se le cubrió con manchas rojas.
Misteriosamente también comenzó a sangrar con frecuencia de las encías y la nariz. Sus padres la llevaron con distintos médicos buscando solución al caso de Jennifer pero ninguno de los procedimientos daba resultados.
Una noche, su abuela estaba viendo televisión y se encontró con la historia de una mujer que describía los síntomas similares a los de Jennifer. Contactaron al médico que atendió a aquella paciente y después de una consulta, finalmente obtuvo un diagnóstico.
Su cara comenzó a deformarse con alarmantes manchas en todo su rostro.
Le informaron que tenía una malformación arteriovenosa cerebral, que sucede cuando las arterias del cerebro se conectan con las venas cercanas y los vasos capilares se vuelven anormales. Esto podría ser mortal.
Afortunadamente Jennifer contaba con personas que podían ayudarla. La cirugía era la única manera de arreglar su condición.
Durante ocho semanas le aplicaron solución salina debajo de la piel para crear globos y hacer que su piel se expandiera para poder utilizarla como injertos después de retirar la malformación.