Por Antonio Rosselot
15 February, 2021

Walter Fortino (Argentina) debía recurrir a sus piernas todos los días para caminar la distancia entre su casa y el restaurante donde trabaja como cocinero. Por lo mismo, sus colegas quisieron reconocer su esfuerzo con un inesperado gesto.

Nos iremos a la Patagonia de Argentina, específicamente a la turística ciudad de San Martín de los Andes, donde los trabajadores de un restaurante fueron protagonistas de un hermoso gesto hacia uno de sus colegas.

Walter Fortino, uno de los cocineros del restaurante Don Florencio, vive en un sector retirado de la ciudad. Siempre llega con plena puntualidad al trabajo y sabe organizar sus horarios, pero el problema no va por ese lado, sino que por la distancia que tiene que recorrer: son 7 kilómetros por tramo, lo que da un total de 14 kilómetros diarios.

TW: @Asdfg4417

Claro, con un automóvil se soluciona todo, pero Walter no tiene uno, así que se movía ida y vuelta en bicicleta o sencillamente caminando. En San Martín de Los Andes no hay transporte público nocturno, así que en las noches, la única opción para Walter era tener paciencia y mover las piernas.

Graciela, la mujer de Walter, compartió la historia de su marido en Twitter y ésta se viralizó rápidamente en las redes. Y en una increíble maniobra del destino, pocos días después llegó el cumpleaños de Walter y sus colegas le hicieron un inesperado regalo.

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Tras varios meses de esfuerzo, los compañeros de Walter ahorraron todas las propinas del verano para comprarle un pastel cumpleañero y una flamante motocicleta nueva, para que pueda moverse con calma y holgura entre su casa y su lugar de trabajo.

La entrega del regalo fue registrada y publicada en las redes por Graciela, donde se escuchan aplausos, abrazos y gritos de celebración.

“No sabes lo que lloramos, llegó y me mostró el casco y dije: ‘Joya, más protegido en la bici’. Me dice que hay más, yo pensé en torta, ¡salgo y estaba con la moto! No lo podía creer”.

—Graciela, mujer de Walter, en Twitter—

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Claro, como era de esperarse, este evento también trajo —indirectamente— publicidad al mismo restaurante: un espacio con gente de esa gran calidad humana y sentido del esfuerzo no puede sino servir comida deliciosa y preparada con cariño.

Los tuiteros que respondieron a Graciela invitaron a sus pares a visitar el recinto y conocer también a Walter.

En esta iniciativa se unieron todos para ayudar: mozos, cocineros y el resto de trabajadores del restaurante Don Florencio. La moraleja es sencilla: si uno entrega el bien al mundo, en algún punto de la vida el mundo te devolverá todo ese bien.