Puede que todos disfrutemos compartiendo en las fiestas de fin de año, pero alguien tiene que limpiar esos platos. Él solo quería restarse trabajo.
Todas las familias disfrutan reuniéndose para las fiestas de fin de año. Es una de las tradiciones que más gozamos todos, cuando los chicos vuelven a casa para compartir comida y regalos, es como nos ponemos al día con esos familiares que quizás no vemos todo lo que nos gustaría.
Pero también hay que pensar que alguien, o a lo más un par de personas, harán de anfitriones para ese día.
Esto significa no solo que deberán ser quienes preparen la comida y hagan espacio en la casa, sino que también serán quienes ordenen una vez las visitas se hayan ido y vuelvan a ser solo ellos en la casa. Eso era lo que un hombre anónimo, pero cuyas acciones han dado la vuelta a la web, pretendía evitarse un poco que sea.
A pesar de ello, su idea de servir la cena navideña en fuentes de aluminio dividió las aguas. Mientras que algunos vieron como él, el lado práctico del asunto, señalando que era una gran idea para no tener que limpiar tanto una vez el evento hubiera llegado a su fin, a otros no les hizo tanta gracia.
Quienes más criticaron la decisión fue porque se veía mal, le quitaba especialidad a un día que debería tener de todo para ser disfrutable y único.
Puede que él hubiera optado por tener una clase de plato que simplemente pudiera ser desechada (altamente reciclable también, así que no eran contaminantes), el resto vio algo que ponía las preocupaciones prácticas por encima de las que representan al día especial que es la Navidad.
Quizás lo que nos deberíamos haber preguntado, es dónde estaban los parientes de esta personas a la hora de ayudar a ordenar. De lo más bien podría haber utilizado platos normales, pero turnarse entre varios para ir lavándolos en tandas. De esta manera, tanto él se quitaba algo de trabajo de encima, y la pureza estética de la actividad se mantenía intacta.
Para muchas personas, la Navidad es la celebración más importante del año. Es el momento en que los niños se deleitan abriendo sus regalos nuevos, mientras que los adultos pueden tomarse una bebida y rememorar algunos de los recuerdos del pasado que tuvieron juntos. Todo puede ser resumido en el mítico espíritu navideño: eso que nos hace juntarnos y compartir como en ninguna otra época del año.