A mediados del siglo XX, estas instituciones europeas recibían cientos de mujeres gustosas de aprender sobre modales y buena etiqueta. Pero con la fuerza que tomó el movimiento feminista, han debido cambiar su enfoque para no quedar completamente extintas.
El tiempo ha pasado, las épocas han cambiado y la sociedad ha mutado. Hoy en día, hay ciertas costumbres y prácticas que ya dimos por enterradas en varios lugares del mundo, y que nos parecen tan atemporales que nos costaría creer que sigan existiendo.
Pero una de ellas, si bien es cada vez más escasa, sigue en el panorama a nivel mundial. Hablamos de las escuelas de modales, casi exclusivamente pensadas para mujeres, donde les enseñan todos los atributos que conforman a una persona tradicionalmente educada.
El cambio de paradigma sobre el rol de la mujer en la sociedad y el desarrollo del movimiento feminista, entre otros factores, ha hecho que este tipo de instituciones estén pasando al olvido: se les relaciona con la concepción clásica de la mujer como ama de casa, madre ejemplar y buena esposa, limitando su campo de acción a los confines del hogar.
De todas maneras y como mencionamos, sigue habiendo escuelas abiertas hoy en día, las que son muy exclusivas y costosas. Hoy les contaremos sobre el Instituto Villa Pierrefeu (IVP), ubicado en la ciudad de Montreux (Suiza), la última escuela de modales que queda abierta en el país helvético.
El IVP recibe a alumnas —y alumnos, hace poco— de todo el mundo y todas las edades en un programa de aproximadamente dos meses de duración, con 216 horas de clases intensivas y 45 exámenes en tópicos como comportamiento en sociedad, arreglos florales, servir el té de la merienda y presentación personal, entre otros.
La aventura no es nada económica, cabe mencionar. Hay varios programas académicos disponibles para las interesadas, pero en general ronda por los 30 mil francos suizos en total, unos 33.500 dólares.
En la primera mitad del siglo XX e incluso un par de décadas después, estas escuelas eran tremendamente populares y demandadas en Suiza: cada año llegaban cientos de mujeres buscando aprender el rigor de los modales europeos —y suizos, sobre todo—. Pero todo eso cambió con la Revolución de Mayo del 68, donde se comenzó a instalar el cambio cultural sobre la figura femenina.
Vivianne Neri, quien ha sido la presidenta del IVP desde 1972 —veinte años después que su madre lo fundara— comentó a AFP que a las mujeres empezó a darles “vergüenza” asistir a la escuela, sufriendo una fuerte baja en la demanda de estudiantes.
Pero igualmente, Vivianne comenta que ha logrado subsistir porque se ha ido actualizando y adaptando al paso del tiempo y el cambio en las distintas perspectivas sobre la sociedad. “Las diferencias culturales que no conoces pueden crear conflictos por razones muy tontas”, comentó. Por dar un par de ejemplos: en Japón es mala educación sonarse la nariz en público, mientras que en Alemania todo lo contrario.
Por otra parte, Neri comenta que las estudiantes se sienten atraídas al instituto porque les ofrece una ventaja competitiva a la hora de hacer negocios.
“Muchas personas tienen estudios de posgrado, pero pocos tienen ese conocimiento extra que nosotros le podemos aportar. La gente se está dando cuenta que los buenos modales hacen buenos negocios”.
—Vivianne Neri, presidenta del IVP, a Time—
Tomando en cuenta el ejemplo y lo último que señaló la mujer, estas escuelas pueden dar un valor añadido a sus alumnas y ayudarlas a que se desenvuelvan mejor en este amplio mundo, pero el concepto de escuela de modales está bastante fuera de fecha y no tiene mucho sentido que sigan trabajando bajo esa denominación.