Por Valeria Urra
12 May, 2023

Aunque esto pasó hace ya 20 años, Jacqueline aún se ríe de su gran ingenio. El nauseabundo olor era tan fuerte, que su exnovio y su joven nueva pareja tenían que viajar todos los días con las ventanas abiertas incluso congelándose en pleno invierno. Era insoportable.

La historia de Jacqueline Woods es una de esas anécdotas que resultan difícil de olvidar y es que su ingeniosa venganza contra un antiguo novio infiel es algo que, sin duda, se queda grabado en la memoria. Todo la historia se remonta hace 20 años, cuando la mujer descubrió que su pareja, sin razón aparente, le pidió un tiempo en la relación.

Sin embargo, pronto se dio cuenta que el “tiempo”, era en realidad su joven aprendiz junior, con quien le había sido infiel desde hace ya un buen tiempo. Como era de esperar, esto la dejó sumamente molesta y, en lugar de confrontarlo directamente, decidió tomar medidas drásticas para hacerlo pagar.

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Para esto, realizó una venganza tan creativa como repugnante: escondió marinara de mariscos bajo el asiento del auto de su exnovio, específicamente de pulpo. Para esto, quitó la tapa de una lata de aerosol, la llenó con la olorosa mezcla dentro y luego procedió a rociarlo.

Debido a que el asiento estaba cargado con resortes, era “el escondite perfecto” para su plan. Claramente, esto pronto comenzó a sentirlo el hombre y su nueva novia, especialmente por haberlo realizado en pleno invierno, lo que los obligó a viajar por meses con las ventanas abiertas para no intoxicarse con el fétido olor.

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Así, ambos prácticamente se congelaban todas las mañanas por las bajas temperaturas de la ciudad, pero eso fue precísamente lo que Jacqueline buscaba: que sufrieran igual que lo hizo ella. “Era miserable, me hizo sentir maravillosa”, comentó a SBS Insight.

Aunque esta historia puede parecer un poco exagerada, es cierto que la venganza de Jacqueline es un ejemplo de cómo la creatividad y el ingenio pueden ser herramientas poderosas para superar una situación difícil.

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Por supuesto, la idea tampoco es alentar a la gente a que haga este tipo de cosas, pero es indudable que la historia de Woods es una muestra de que, a veces, la mejor manera de superar una traición es haciendo algo que nos haga reír.