Los jóvenes, del colectivo cristiano Punto Joven (Danlí, Honduras), decidieron ayudar al anciano comprándole todo para que volviera a su casa a cuidarse de la pandemia. Además, le dieron más dinero del correspondiente y una caja de alimentos para aguantar en estos días difíciles.
La pandemia de coronavirus y la subsecuente orden de aislamiento para todas las personas ha sido un tremendo problema para la gente que vive al día y que ha sufrido con la inestabilidad que genera el no tener una fuente asegurada de ingresos.
Tomemos el ejemplo de los feriantes que tienen puestos de verduras y frutas en los mercados, por ejemplo: si la gente está guardada en casa, evidentemente no puede ir al mercado, y los vendedores deben redoblar sus esfuerzos para deshacerse del stock.
Sin embargo, afortunadamente existe gente capaz de hacer que ese esfuerzo sea el menor posible. Un grupo de jóvenes oriundos de Danlí (Honduras) trascendió en las redes sociales después de que se viralizara un video en donde le echan una mano a un anciano feriante.
Los jóvenes, del colectivo religioso Punto Joven, llegaron donde el anciano para conocer su historia. Resulta que las verduras son lo único que tiene para sustentarse y, aunque haya aislamiento y cuarentena, no puede darse el lujo de dejar de vender.
Por lo mismo, los jóvenes hicieron un bello gesto y le compraron todas las verduras al anciano, para que pudiese regresar a casa y cuidarse de un posible contagio de COVID-19. En total, el costo fue de unos 1.000 lempiras —40 dólares—.
El anciano no sabía que hacer con tanta bondad y, después de haber preguntado unas pocas veces más si es que en verdad le iban a comprar todo, soltó unas cuantas lágrimas de emoción y alegría. El lindo momento finalizó con una ronda de oración dirigida por el grupo y enfocada en el bienestar del anciano, y después los jóvenes le regalaron una caja con productos para llevar a su casa.
Pero la historia sorprendentemente no termina allí, ya que el colectivo Punto Joven siguió haciendo buenas acciones: tomó las verduras que había comprado al anciano y se paseó por las calles de Danlí regalando los productos a los vecinos.
