El teléfono celular nos acompaña a todos lados, siempre. A veces incluso nos pasa la cuenta, pero seguramente nunca pensaste que podría llevarte directo al hospital.
Muhammad Azuan Iqbal Abdullah Sani, de 23 años, vivió una pesadilla con la pantalla de su celular, tanto así que casi pierde uno de sus dedos. El joven malasio jugó por 4 meses con su teléfono móvil en malas condiciones. La pantalla rota no le importó y la pasó por alto, como muchos de nosotros. Al cuarto mes notó una hinchazón y extrañas manchas negras en su dedo pulgar de la mano derecha. Extraño, pero no preocupante, pensó Muhammad. Hasta ahí, todo normal.
El dolor y los síntomas comenzaron a hacerse evidentes y ahí comenzó el calvario. No lo pensó dos veces y partió al médico. Le diagnosticaron infección bacteriana, recetaron antibióticos y analgésicos, pero el dolor se intensificó. Los medicamentos no detuvieron la infección, el dedo tomó un tinte negro y sin dudarlo volvió a urgencias. Ahora sí era muy grave.
Esta vez era diferente. Lo que realmente afectaba su dedo era simplemente insólito: fragmentos de vidrio incrustados en la piel. Pasó tanto tiempo jugando con la pantalla del móvil rota, que el vidrio suelto le provocó heridas y necrosis. Los médicos tratantes fueron claros: si no hubiese ido a urgencias aquel día, lo más seguro era la extirpación del dedo. Por suerte alcanzó a llegar, sin embargo, esta será una lección que difícilmente olvidará.
Con la emergencia atendida, ahora solo le resta terminar de curar la infección con un par de sesiones en el hospital que lo salvó: el Shah Alam, en el oeste de Malasia, según señala el diario Mirror.
Una vez dado de alta, a la espera de las próximas curaciones, Muhammad Azuan levantó su pulgar (o lo que queda de él) y agradeció a todos quienes se preocuparon por su curiosa lesión. También aprovechó de hacer un llamado a cuidar la pantalla del teléfono celular. Esperamos que mejore y sane completamente, para que pueda seguir jugando, pero esta vez con la mano izquierda.