Pero aún así no quiero abandonarlas y cambiarlas 🙁
Cuando te llega tu primer periodo conoces a quienes serán tus verdaderas mejores -y peores- amigas durante una muy buena cantidad de año, te acompañaran mes a mes durante un par de días solo para recordarte lo desagradable que es ser mujer: las toallas higiénicas. ¿Hay algo más desagradable acaso que las toallitas? Pues sí, el pensamiento que tus abuelas usaban paños que reutilizaban una y otra vez.
Por ese lado, gracias modernidad y la invención de mecanismos para contener la sangre desechables. Por otro, no quita lo molestas que son y lo desagradable que es tener que usarlas cada mes.
Aún así, yo pertenezco a esa tribu de mujeres que aún no se ha rendido ante la adversidad y las siguen utilizando, nada de tampones o copita menstrual. Aunque le tenga un rencor ancestral, soy fiel a mis toallas higiénicas. Y es que después de un tiempo, una se acostumbra a las cositas que vienen de la mano junto a ellas, aunque reclamemos.
1. No son cómodas
2. Nope, definitivamente nada cómodas
3. Porque violentan nuestros pelos de esa forma
4. ¿Por qué usamos estos objetos de tortura?
5. Nunca se quedan donde las dejamos
6. Y la mayor travesía es acomodarla sin que medio planeta se de cuenta
7. Como cuando estás medio dormida y te la pones al revés
8. Esas desagradables burbujitas cuando te tiras un pedo
9. Cada maldita vez
10. Nunca sentirás tanta solidaridad femenina como durante tu período
11. 2017 y nadie ha inventado un paquete que no suene
Pero aún así no quiero abandonarlas y cambiarlas.