Nadie lo hubiera sospechado.
Robert Baden-Powell fue el fundador de los Boy Scout, una organización mundial que mantiene sus tradiciones casi intactas hasta la actualidad. Pero lo más fascinante es la historia de Robert, quien nació en 1857 en Londres, Inglaterra, y desde muy joven sintió el llamado de la naturaleza. Como en la escuela no le permitían pasar todo el tiempo que él quería en el bosque, no tardó en idear planes de escape que no dejaban el menor rastro.
Para no ser descubierto por sus maestros, Robert tuvo que aprender a sobrevivir oculto en la naturaleza.
Además, dedicaba su tiempo libre a hacer todo tipo de excursiones en compañía de sus hermanos.
Cuando ingresó al ejército británico, a los 19 años, era un experto en las actividades al aire libre.
Robert fue transferido a Sudáfrica y luego a Malta, donde dio sus primeros pasos como espía.
Para no levantar sospechas durante sus exploraciones, se hacía pasar por un entomólogo especializado en mariposas.
En su libro My Adventures as a Spy (Mis aventuras como espía), Robert relata así su experiencia como agente encubierto:
“Llevando un libro, una caja con colores y una red para atrapar mariposas en mis manos, estaba por encima de toda sospecha para cualquiera que me encontrara solo en la montaña”.
Para enviar mensajes secretos, Robert hacía dibujos de insectos y plantas, que en realidad contenían información geográfica sobre territorios de interés.
Esta ilustración de una mariposa es un mapa:
A simple vista parece una polilla, pero aquí hay un retrato de la ubicación de fuertes enemigos:
Antes de finalizar su servicio militar, los planes para fundar el movimiento Scout ya estaban en su cabeza.