Tiene un megaesófago que no le permite bajar la comida hasta su estómago.
Tink es una perra raza labrador que vive en Grand Rapids, Michigan con su dueño Tom Sullivan. Debido a una condición médica llamada megaesófago, Tink debe sentarse junto a su familia a comer en la mesa. Desde que tenía nueve semanas que debe hacerlo, de lo contrario no podría comer nada en absoluto.
Debido a su condición, la comida que mastica se queda en su esófago y eventualmente la regurgita. La única manera en que baje, es estando parada mientras come y además deben ayudarla a eructar, igual que a un bebé.
“Después de sentarse en su silla, esto es algo normal, durante 5 minutos tenemos que ayudarla a eructar, por loco que suene eso,” dijo Sullivan a CBS. “Y luego le masajeamos su garganta, especialmente en el esófago así la ayudamos a que baje la comida”.
Tink come cuatro veces al día y ocupa esta silla especial, muy parecida a las sillas para bebés.
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Es raro que un perro en estas condiciones viva mucho tiempo, pues necesitan de mucho cuidado y no suelen haber personas con tiempo para ello. Pero Sullivan asegura que es posible, y que con ayuda de otros dueños de perros con esta condición, todo ha sido más fácil.