Por Catalina Grez
20 November, 2015

Un cambio radical que está ayudando a luchar contra la deforestación.

¿Qué pasaría si toda la vegetación que conoces comenzara a desaparecer rápidamente? Claro que no estarías tranquilo porque sin el verde que hay en el mundo no podríamos vivir. Asumo que por lo menos estás consciente de eso, pero debes saber que no todos tienen anotado en su agenda ecológica continuar con el mantenimiento de los bosques. Uno de ellos era Murithi Ntaru quien una vez fue un hombre con una vida muy distinta a la que tiene hoy: si antes saqueaba los bosques, ahora se dedica a proteger los árboles en Kenia contra la tala ilegal.

Cuando ocurrió la deforestación masiva y el gobierno prohibió las actividades forestales en 2010, Ntaru y muchos otros dejaron de lado los actos ilegales que cometían y decidieron proteger la tierra que alguna vez destruyeron.

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Noor Khamis

Hoy Ntaru de 34 años, es miembro de Muiru Youth Reform Group en el pueblo de Weru. Esta organización tiene como propósito ayudar a detener o retrasar lo más que se pueda la deforestación en Kenia. Tienen un método que si bien no es muy sofisticado, funciona a la perfección: cada vez que tienen sospechas sobre actividades que involucren cortar madera ilegalmente usan mensajes de texto para avisarle a las autoridades. Para él es un cambio muy importante porque siente que está contribuyendo a una buena causa mundial.

“Me siento seguro porque todo lo que tengo que hacer es enviar un mensaje de texto al jefe”.

Murithi Ntaru

Fue en 1999 que tras una encuesta del Programa Ambiental de las Naciones Unidas y el Servicio de Vida Salvaje de Kenia encontró que la deforestación estaba afectando radicalmente el hábitat de la región. La mejor solución que encontraron para ese problema fue hacer que la tala de árboles fuese ilegal, así se espera aumentar la cobertura forestal de Kenia del 7% al 10% en 2030.

Pero la prohibición no evitó que muchas personas que traficaban madera continuaran cortando todo lo que podían, además de apoderarse de muchos terrenos.

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Noor Khamis

Doreen Cianjoka, una viuda en Weru,fue una de las víctimas de estos actos: perdió todos los árboles de su granja por estafadores. Un grupo de corredores prometió pagarle por toda la madera que habían recolectado, pero ese pago nunca llegó. Para su mala suerte se quedó sin dinero, sin sus árboles y con un sentimiento de profunda tristeza en su interior porque sabía que había contribuido a la tala ilegal.

“Lo último que vi de ellos fue que decían adiós desde el camión que venía a llevarse mis árboles”.

-Doreen Cianjoka-

A cambio de la ayuda que ofrece el grupo Muiru en terreno, se les permite vender pequeñas plantas en nuevas áreas de reforestación. Con la ayuda de un vivero de árboles construido por el gobierno del condado en las orillas del río Kana, se podrá continuar cuidando de los bosques mientras se proporcionan nuevas oportunidades económicas para los jóvenes de la región. Ahora ganan hasta $200 dólares al día y lo dividen entre los 10 miembros que son.

Mientras tanto Ntaru ya no tiene que esconderse de las autoridades como cuando era traficante y espera seguir siendo parte de esta impresionante iniciativa que podrá cambiar el futuro de los bosques de Kenia.

¡Siempre el camino correcto será ayudar al medioambiente!

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