Los antiguos amos de Elka le cortaron sus garras y la dejaron en la calle, pero todo cambió cuando Brenda Wilkinson la salvó de aquella realidad llevándola a su refugio. Desde entonces cuida de ella con un tratamiento para que su salud mejore, y disfrute aún más su nueva vida.
No todas las personas son capaces de cuidar a una mascota porque no sienten respeto ni cariño por ellos, así que en lugar de encontrarle un nuevo hogar los dejan en la calle completamente desprotegidos.
Una gata llamada Elka sabe lo que es enfrentarse a aquella realidad después de que sus antiguos dueños la abandonaran junto a unos felinos salvajes en San Angelo, Texas (Estados Unidos), además le habían quitado sus garras. Afortunadamente todo cambió cuando fue rescatada por Brenda Wilkinson, fundadora de Hands of Mercy Cat Sanctuary, y llevada al refugio.
Brenda sometió a la gata a unos exámenes veterinarios y vio que sus órganos estaban fallando, así que pensó que no le quedaría mucho tiempo de vida y decidió darle la mejor atención posible. “Hice todo lo que pude para hacerla sentir amada”, dijo a The Dodo.
A pesar de que la salud de Elka era delicada, tenía fuerzas para recibir una dosis de amor. “Ella quería que la acariciaran. Se sentaba en el estrado al lado de mi silla y pateaba mi brazo hasta que le prestaba atención”, detalló Brenda al sitio.
Elka empezó a vivir en el refugio y comenzó una nueva vida. Cuando Brenda le estaba colocando collares a los demás felinos, ella se mostró interesada y la mujer no la ignoró, por lo que le puso uno anaranjado en su cuello. No esperaba nada cuando notó la alegría de Elka en aquel instante.
“Pude sentir que todo dentro de ella saltaba de alegría. Como, ‘Oh, Dios mío, alguien me ama. Tengo un hogar otra vez'”, contó a The Dodo. Había encontrado su nueva oportunidad.
Han pasado meses desde su rescate y aún lucha por mejorar su salud para que la insuficiencia de sus órganos no le afecten mucho, aliviando sus síntomas con un tratamiento. “Ella lo está haciendo increíble. Es persistente, no aceptará un no por respuesta”, dijo Brenda al medio.
Elka vivirá con su nueva dueña en el refugio por el resto de su vida mientras la ayuda con el tratamiento médico. Ella siempre luce con orgullo su collar anaranjado porque, como dijo la mujer: “Ella está en casa”. Recibe besos y abrazos de sobra por parte de Brenda y todo el cariño de la gran familia que la apoya.