En un río en Indonesia, un pescador tiene como uno de sus mejores amigos, uno de los animales más temidos del mundo.
En todo el planeta Tierra son muchas las culturas distintas que existen, y también, por lo tanto, son varias las diferentes mascotas que se pueden encontrar en cada continente y país. Las más conocidas y que al parecer por lejos serían las favoritas, son los perros y los gatos. Pero también se acostumbra a domesticar hamsters, hurones, conejos, loros, lagartijas, e incluso, dependiendo el lugar, animales exóticos como chinchillas, leopardos, halcones, culebras, lagartos, entre otras especies.
Pero un aparente pescador de Indonesia superó todos los límites en cuanto a mascotas extrañas se refiere, al hacerse amigo de un gigantesco reptil en el río.
Debido a que en el video subido por la cuenta ATPostEverything, puede verse cómo este hombre no solo alimenta a un gigantesco cocodrilo en el río, sino que incluso este reptil al verlo desde lejos y aún encontrándose reposando en la orilla, decide meterse al agua y nadar hacia su bote, como si este humano fuera un amigo suyo de toda la vida. El enorme animal nadó rápidamente hasta llegar a la lancha, para luego ser tratado como una mascota por este valiente y atrevido pescador.
Uno a uno le empieza a dar pescados a este cocodrilo, que felizmente se queda a un costado del bote recibiendo los regalos de su amigo indonesio. El que al mismo tiempo le habla en su lengua natal y con mucho cariño, como si en vez de estar hablando con este gigantesco reptil, estuviera jugando e interactuando con un tierno e inofensivo perrito.
Ser vivo que incluso se asomó con su dientudo y gran hocico por encima de su humilde lancha, significándole para cualquiera un llamado de peligro, menos al parecer para este exótico pescador. Porque por más peligroso y feroz que se viera este reptil, el pescador indonesio seguía feliz dándole de comer.
Es como si se conocieran desde hace mucho tiempo. Quién sabe cuántos años han repetido esa rutina. Y qué cosas vivieron juntos para ser tan unidos. Porque el hombre, aún después del amenazante salto del cocodrilo a su barca, no se inmutó y siguió hablándole con cariño mientras le daba ricos pescados.