Venía escapando de una pelea, y fue el único lugar donde se sintió a salvo.
Cuando iba camino a casa hacia Missouri por las calles Arkansas, el hombre llamado Billy se detuvo para botar una bolsa de basura y pasar a un baño. Como se tardaría menos de 5 minutos, dejó el coche andando y la puerta abierta. Suena como una mala idea, pues normalmente uno pensaría que alguien se robaría el coche. Sin embargo todo fue para mejor, pues cuando regresó, un perro se había sentado en el asiento del pasajero.
Era evidente que estaba desnutrido, así que Bill le dio de comer una barra de cereal que andaba trayendo. La perra se devoró la comida y se quedó ahí sentada, como esperando algo más. Como él y su esposa acostumbran recoger perros de la calle, y no vio a nadie alrededor, decidió que debía ayudarla.
Le envió una foto de la nueva pasajera a su esposa, Angela Shaver, quien no tuvo problemas con esa nueva adición a la familia. “Le pregunté cuál era su nombre y la llamamos River porque la encontró cerca de uno”, le dijo Shave a The Dodo.
Junto a su hijo, salieron a darle la bienvenida a River, pero ella tenía demasiado miedo y no salía del coche. El miedo no era a la familia, sino que vio el coche como un lugar seguro, probablemente porque pasó mucho tiempo sola.
Eventualmente Bill logró convencerla y conoció a sus hermanos perrunos, aunque de a uno, para que no se sintiera muy asustada. Tres de ellos habían sido rescatados, al igual que su gato, y estaban todos muy contentos de integrar a una más a la pandilla.
“Una vez que todos la olfatearon, Bill la fue a bañar. Estaba cubierta en lodo, sangre y pulgas. Una vez seca, le dimos de comer. Bill le hizo una cama en el suelo de nuestra habitación, al lado del calentador. Durmió toda la noche”.
Al día siguiente River se levantó a investigar su nueva casa y a sus hermanos. Se notaba que había vivido en una casa antes, así que era probable que la hayan abandonado. “Tuvimos un accidente la primera noche, pero fue cerca de la puerta. Tenía que salir a hacer sus necesidades, pero no sabía cómo decirnos”.
La llevaron al veterinario para un chequeo general, donde descubrieron que tenía gusanos en su estómago y heridas en su cuello y rostro, por lo que sospecharon que estuvo involucrada en algún tipo de pelea. Le dieron medicamentos y la dieron de alta.
River estuvo tranquila todo el tiempo.
“Corre por el patio con Winston, come galletas con Ginger y duerme con Butters. Los primeros días nuestro gato no estaba muy contento pero ya lo superó”.