Después de ser adoptada, empezó a mostrar algunos comportamientos bastante extraños.
Ella es Tally, una hermosa Husky que pareciera estar un tanto confundida. Aunque su exterior corresponde al mundo canino, aparentemente su interior se siente más a gusto con el mundo felino. Probablemente esto se deba a que antes de ser adoptada a los 2 años de edad, Tally vivió en una casa rodeada de gatos que finalmente la criaron y con los que compartió sus primeros años de aprendizaje.
Al adoptarla, su nueva dueña no sabía nada de esto, ni imaginaba que vivir con gatos podría definir la personalidad de su perrita, pero con el tiempo las actitudes de Tally comenzaron a levantar sospechas en ella…
Todo comenzó de forma muy sutil…
Fuente
Tally tenía una pequeña obsesión con las cajas.
Fuente
Y esa obsesión sólo continuó creciendo.
Fuente
Fuente
De pronto se apoderaba de los sillones y los reclamaba como suyos.
Fuente
Podía dormir en cualquier parte y de cualquier forma.
Fuente
Fuente
Bloqueaba las escaleras elegantemente.
Fuente
Si estaba jugando con su pelota y alguien quería jugar con ella, ponía esa cara de “Hay. Ya estoy divertida por mi cuenta, no te necesito”.
Fuente
Y comenzó a sentarse en esa clásica pose gatuna.
Fuente
Fuente
Pero esta actitud fue la guinda de la torta. Se sentaba en el umbral de la ventana a mirar hacia afuera, juzgando silenciosamente, tramando cómo haría para dominar al mundo.
Fuente
Pero al fin y al cabo, como gato o perro, Tally es feliz y eso es lo importante.
Fuente
Qué gato más tierno.