Fueron nueve el total de animales que recibieron ayuda y que ahora corren libres en su nuevo hogar en Kenya. Sus rescatistas construyeron balsas a la medida para que las jirafas se sintieran seguras.
El concepto de “en peligro de extinción” se refiere a animales cuyos números ya han bajado tanto, que si no se interviene o hace algo al respecto, es muy probable que no consigan reproducirse más rápido de lo que van perdiendo miembros. Lo que muchas veces no tomamos en cuenta, es que las razones que llevan a que esto suceda, no siempre tienen que ver con la acción de cazadores. En muchos casos, los animales se ven amenazados por problemas muchísimo más difíciles de solucionar.
Puede que no haya un problema de solución más difícil, que los cambios en los medioambientes naturales.
Esa es la situación que puso en peligro a las jirafas que habitan una isla en medio del lago Baringo, en Kenya. Debido a los cambios climáticos, este año significó que el nivel del agua subiera a niveles poco inusuales. Una jirafa tiene la altura suficiente para que un poco más de agua no las moleste: el problema estaba en que el alza del nivel del mar comenzó a acabar con las fuentes de alimento de estos enormes y solemnes animales.
Al enterarse de esto, las autoridades locales tuvieron que actuar con rapidez.
No solo se trataba de ayudar a las jirafas, sino que también de encontrar la manera de adecuar las condiciones de ayuda que tenían a su disposición, para la tarea que se les venía encima: transportar por sobre un lago a gigantescos animales de varios cientos de kilos de peso. Para lograrlo, los rescatistas adaptaron una clase de balsa que tenían para rescatar animales similares.
Bautizándola “GiRaft” (un juego de palabras entre balsa y jirafa en inglés), se pusieron manos a la obra.
El primer paso fue convencer a las jirafas de que no había ningún riesgo en subirse a esta construcción desconocida para ellos. Para esto, les dejaron su comida en ella, dándoles el tiempo para que subieran y se dieran cuenta que no tenían nada de malo. Una vez terminado este proceso, comenzaron a transportarlas una a una.
Las jirafas recibieron su propio espacio en un santuario ya existente. Se trata del Northern Rangelands Trust, un santuario de animales en Kenya.
Las nueve jirafas recibieron su propio rincón del santuario, donde podrán rehacer su vida sin riesgo de quedarse sin alimentos:
“Sentíamos una gran urgencia por completar este rescate. Dado que las jirafas están sufriendo una extinción silenciosa, todos los que podamos proteger son importantes, por lo que este rescate es un paso importante para apoyar la supervivencia de esta especie”
–David O’Connor, presidente de Save Giraffes Now–
En el caso de las jirafas se habla de una “extinción silenciosa”, dado que no es tanto el riesgo de los cazadores lo que las amenaza, como los cambios de los ecosistemas. Es una lucha difícil, pero que hay que enfrentar con claridad y altura de miras, ojalá de la altura de una jirafa.