Los peces de agua fresca también están en peligro.
Hemos visto en el último tiempo cómo la acidificación de los océanos, causada por una mayor concentración de dióxido de carbono en el agua, está afectando a la fauna marina. Debido a que casi un tercio de las emisiones de CO2 que llegan a la atmósfera acaban en el océano, la composición química del agua cambia ligeramente afectando por ejemplo sus niveles de carbonato cálcico, un mineral que animales marinos como las ostras por ejemplo requieren para desarrollar un caparazón fuerte. Así hemos visto también cómo este fenómeno de acidificación está haciendo que los peces se desorienten y los caracoles de mar comiencen a disolverse.
Pero hasta el momento siempre se ha hablado de la acidificación de los océanos… y no del agua dulce. La mala noticia es que ya deberíamos comenzar a hablar de ambas, ya que según un estudio publicado en la revista Nature, los peces de agua fresca podrían comenzar a sufrir las consecuencias de la acidificación del agua.
Los investigadores estudiaron cómo diferentes concentraciones de C02 en el agua podrían afectar a las larvas de peces como el salmón rosado y lo que descubrieron los impactó.
“No esperábamos ver tantos efectos. Sólo estábamos tanteando para ver qué podríamos encontrar”
–Michelle Ou, investigadora principal del estudio–
Pese a que estos peces viven su vida de adultos en el océano, pasan sus primeras semanas de vida en agua dulce. El problema es que si seguimos viendo mayores niveles de emisiones de CO2 en la atmósfera, estos peces podrían nunca llegar al océano, porque no alcanzan a desarrollarse.
Al exponer las larvas a altos niveles de concentración de dióxido de carbono, los investigadores encontraron que estas se tornaban más pequeñas y ligeras y que los sentidos de los peces juveniles también se veían afectados.
Las larvas parecían más atrevidas y no parecían tener miedo a ciertas señales de alarma de las que cualquier pez (y larva) arrancaría. Su sentido del olfato también parecía verse alterado. Las larvas no lograban reconocer a ciertos aminoácidos específicos asociados a los flujos de agua donde nacieron, algo preocupante sobre todo porque se cree que gracias a estos aminoácidos los peces pueden orientarse en el agua.
Este sistema de navegación es clave, ya que los peces adultos deben saber cómo volver desde el océano al exacto lugar o arroyo en el que ellos mismos nacieron, así que si no logran reconocer el lugar… se enfrentan a un gran problema. Sin embargo aún no se tiene claro cuánto podría aumentar el ph en los cuerpos de agua fresca, ya que aún hacen falta mayores estudio al respecto.
Nuevamente… todo se reduce a la necesidad de diminuir nuestras emisiones.