“No importa cuántas veces haga esto, en el momento en que me doy cuenta de que los nuevos padres aceptan, me lleno de emociones: alegría, alivio, orgullo”, dijo la rehabilitadora de vida silvestre, Karenlynn Stracher, quien llevó a los polluelos con esta mamá gansa.

Los animales pueden ser seres más complejos de lo que a veces se cree. Ellos tienen su propia forma de entenderse y relacionarse entre sí, por lo cual resulta asombroso cuando se pone en evidencia que también pueden tener comportamientos similares a las personas.

Algo que prevalece entre las distintas especies es el sentido de supervivencia, por lo cual es normal entre ejemplares de un mismo grupo busquen protegerse y así evitar los males tanto como puedan, aún más si se trata de familias.

Karenlynn Stracher

Por ello es fascinante ser testigo de su comportamiento, tal como ocurrió con el caso de esta familia de gansos en Nueva York, Estados Unidos. Se trata del caso de dos gansos de poco tiempo de nacidos que se encontraban huérfanos y caminando por el campus de la universidad Nassau Community College.

Un trabajador los tomó y se las ingenió para saber qué hacer con ellos. Según reseñó The Dodo, luego de varias llamadas y preguntar, llegó hasta la rehabilitadora de vida silvestre, Karenlynn Stracher, quien acogió a los dos plumosos. Fue ahí cuando empezó el reto de encontrarles una familia, porque no podían ser criados por humanos.

“Cuanto más tiempo estén los pichones bajo el cuidado de un humano, mayor será el riesgo de que tomen características de la especie equivocada, y entonces la adopción es imposible“, comentó Stracher a The Dodo.

Karenlynn Stracher

Lo que se le ocurrió a la especialista fue llevar a los dos recién nacidos hasta un estanque cercano y así intentar que una madre gansa los aceptara en su familia. Esa era la mejor alternativa y lo intentó.

Llegó con los polluelos hasta la orilla del lago y se acercó hasta una pareja de gansos que iban con sus propias crías y ahí buscó llamar su atención. Fue en ese momento cuando le mostró los bebés a la madre y se los dejó, esperando que los aceptara.

Los pequeños empezaron a caminar tras la madre y ahí salió el padre a proteger a la familia, intentado ahuyentar a Stracher. En ese instante comprendió que ya los habían aceptado en su grupo y procedió a marcharse, sabiendo que había logrado su cometido.

Karenlynn Stracher

“No importa cuántas veces haga esto, en el momento en que me doy cuenta de que los nuevos padres aceptan, me lleno de emociones: alegría, alivio, orgullo”, expresó Stracher.

En pocos minutos los nuevos integrantes se mezclaron con el resto de los polluelos y así empezaron su nueva vida en familia.

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