La madre de los bebés había sido atropellada y James, dueño de Sophia, los llevó hasta su casa. Ahí conectaron de inmediato con la perrita quien sacó a relucir su instinto materno, a pesar de nunca haber sido madre.
La vida de los perritos puede cambiar de un momento a otro. Se sabe que los últimos años suelen ser los más complicados cuando se trata de su salud. Ahí es donde los dueños deben poenr su esfuerzo en lograr que esa etapa sea digna y llevadera.
Sin embargo, algunos perros tienen un segundo aire en sus vidas y se les abren otras oportunidades y experiencias. Así fue como le pasó a Sophia, una perrita de 13 años que descubrió que su lado materno nunca estuvo extinto.

Según información de The Dodo, Sophia nunca pudo tener hijos en su vida, ya que fue esterilizada a corta edad por su familia. Pero en vez de eso, tuvo la posibilidad de convertirse en madre de 4 zarigüeyas bebés que quedaron huérfanas.
“Los encontramos en la carretera junto a su madre que había sido atropellada por un vehículo. Los trajimos a casa y nuestra chihuahua, Sophia, inmediatamente se interesó y los protegió“, contó James, dueño de la perrita.

El comportamiento de Sophia sorprendió a su familia, quienes nunca la habían visto así. La perrita se encargó de que los bebés se sintieran cómodos y seguros en todo momento.
Aunque tenían costumbres distintas, ya que los bebés eran de otra especie, la perrita no se complicó con tal de satisfacer sus necesidades y de hacerlos sentir en casa. De hecho, las crías tendían a subirse en su espalda para ser transportadas, algo que a la perrita no le complicó.

Sophia se acostumbró al poco tiempo y dejó que los bebés se subieran en su espalda cuando quisieran. “Luego se volvieron muy grandes para hacer autostop con ella. Pero siempre se mantuvo alerta para vigilarlos“, agregó James.
Las crías comenzaron a crecer rápidamente, tanto así que ya eran casi adultos y podían vivir por sí mismos. James y su familia decidieron que ya era momento de que emprendieran su propio rumbo lejos de casa.

“Los liberamos en la naturaleza a fines del otoño cuando pudieron valerse por sí mismos“, contó. Dos años después de eso Sophia sigue viva y de buena salud, y James sigue siendo testigo de cómo las zarigüeyas conviven alrededor de su barrio.