En un hogar del barrio Paraná XIV, en Argentina, la can Ojitos disfrutó una fiesta en la que contó con una torta y todos los adornos. También dijeron presente sus hermanos perrunos, quienes posaron para la foto.
Fue hace cinco años, cuando “Ojitos”, la perrita de Talía, llegó al puesto donde trabajaba su novio como guardia. Él se apiadó de ella y la trajo a casa. En ese momento, la pareja se enamoró inmediatamente de esta can, poniéndole de nombre “Ojitos”, debido a su llamativa mirada. Familia que vive en la capital de Entre Ríos, en Argentina, en una vivienda del barrio Paraná XIV, junto a otros cuatro perritos, de raza “salchicha”. Los que ahora son los hermanos adoptivos de Ojitos, recibiéndola ellos amablemente.
Y transcurrida la mitad de década de esta perrita viviendo en el hogar de Talía, decidieron celebrarle aquellos años de disfrute y cariños. Por lo que le organizaron una fiesta familiar, con sus cuatros hermanos perrunos, y en la que contó con torta, comida para los humanos invitados, adornos, y por sobre todo, muchos abrazos. Un día inolvidable, en el que todos recordaron esa también imborrable fecha en la que Ojitos llegó a sus vidas.
“Ojitos cumplió cinco años y lo celebró junto a nuestros otros cuatro perritos salchichas: Fanty, Panchito, Ovi y Moyeja. Fue una fiestita familiar (…) Le pusimos globos, un cartel de feliz cumpleaños y le cantamos el Feliz cumpleaños (…) Nos dio mucho trabajo hacer la sesión de fotos, porque ellos, estaban re inquietos, pero en un segundo lo logramos”.
– dijo Talía a Elonce–
Para esta fiesta perruna, se contó con toda la familia para la preparación y producción del festejo. De hecho, la idea no fue de Talía ni los dueños directos de esta perrita, sino que fue la suegra de la primera, Beatriz, a quien se le ocurrió. Además que tanto el novio de Talía, William, como su suegro, Hugo, participaron en la adornación.
Finalmente, la fiesta resultó siendo un éxito. Contando los participantes con rica comida y mucha diversión durante toda la jornada. Se sacaron muchas fotos a pesar de lo inquietos que eran los canes, y Ojitos pareció disfrutarlo mucho.