“Simba estaba mirando y mirando, y de repente se dio cuenta de que era su padre”, detalló Suzette Hall a The Dodo.
Los perritos son famosos por ser de los amigos más leales y Simba es la prueba de ello. Cuando sus dueños tuvieron que hacer un viaje de emergencia, contrataron a un cuidador para que se hiciera cargo de él durante su ausencia, por lo que antes de partir le dieron un dulce beso, sin imaginar que se terminaría perdiendo.
Cuando Simba vio una puerta que quedó abierta, aprovechó de escapar, por lo que el cuidador llamó a su familia quienes no dudaron en ir a buscarlo inmediatamente, pero no lo hallaron por ninguna parte.
Resulta que el perrito no se encontraba cerca de casa, sino que a 32 kilómetros durmiendo solo en una playa.
Por fortuna los vecinos de la comunidad sabían que Simba necesitaba ayuda, por lo que llamaron a la rescatista Suzette Hall para que se encargara. Intentó colocando una trampa con golosinas en un día lluvioso pero no hubo éxito, y tras varios planes supo por un vecino que era posible que tuviera familia y que quizás los estaba esperando.
Así que Suzette conversó con este hombre ¡Y gracias a él logró contactar al dueño de Simba! Y sin perder más tiempo, el amo se subió al auto y se puso a conducir 35 kilómetros con tal de recuperar a su perrito.
En cuanto llegó reconoció a Simba y lo llamó, pero él no se acercó. “Le pregunté, ‘¿Qué es algo que reconoce además de tu voz?‘ Y él dijo: ‘Bueno, siempre se emociona cuando llego a casa. Oirá mi motor venir por la calle y sabrá que soy yo‘”, detalló Suzette a The Dodo.
Por lo tanto, el hombre volvió a su camioneta, la puso en marcha de nuevo ¡Y en cuanto giró la llave de encendido Simba se emocionó!
“Simba estaba mirando y mirando, y de repente se dio cuenta de que era su padre. Fue corriendo hacia esa camioneta, moviendo la cola y saltando arriba y abajo“, contó la rescatista al medio. El perrito no podía más de la alegría al estar nuevamente en los brazos de su dueño tras pasar 2 semanas fuera de casa.
Así que no tardaron en regresar para recuperar la vieja y querida rutina familiar, donde comió y se acurrucó en su lugar favorito. “Verlo solo, luego ver esa cola y esa sonrisa cuando reconoció a su padre, fue increíble. Fue un milagro”, dijo Suzette a The Dodo. Un final que emociona a cualquiera.