“Nos consoló mucho tenerlo allí, pero al final del día podías ver que estaba estresado y deprimido. Sabíamos que podía sentir que algo andaba mal”, comentó la madre de la pequeña, quien falleció a los 5 meses de edad tras un severo accidente cerebrovascular.
Nora Hall era una bebé de apenas 5 meses que sufrió un severo accidente cerebrovascular que pronto le causó un grave daño en su cerebro. Lamentablemente, esto fue muy perjudicial para el pequeño cuerpo de Nora, por lo que los doctores le dijeron a sus padres que no iba a sobrevivir mucho más.
Para evitar su dolor, decidieron ponerla en coma durante las siguientes semanas. Durante ese tiempo, sus padres no dejaron en ningún momento el hospital. Querían aprovechar hasta el último momento con su hija, pero hubo dos seres que también estuvieron ahí todo el tiempo… sus dos perritos basset hound.

Se trataba de Gracie y Grumpy, quienes pese a conocer a la dulce Nora durante solo cinco meses, se encariñaron con ella como si hubiesen estado juntos por años.
“Gracie, específicamente, asumió el papel de mamá alternativa. Siempre que Nora lloraba, Gracie corría para ver qué pasaba. Siempre estuvo junto a Nora y la besó y se aseguró de que estuviera bien”, comentó la madre, Mary Hall a ABC News.

Al parecer, esta increíble conexión los hizo entender la situación en la que se encontraba la bebé y que pronto ya no estaría más con ellos, así que decidieron aprovechar las últimas tres semanas de compañía que les quedaban juntos.
“Le pregunté [al personal del hospital] si pudiera dejarnos tener nuestras mascotas y que realmente lo apreciaríamos. No tenía la intención de ir a casa y tenerlos oliendo por ella y sin saber a dónde fue. Bajaron la cama para que los perros pudieran acostarse con ella y Gracie corrió y la lamió”, indicó Mary.
“Fue realmente agradable. Nos consoló mucho tenerlos allí. Pero al final del primer día, podías ver que estaban estresados y deprimidos. Normalmente, son muy felices y despreocupados. Sabíamos que podían sentir que algo andaba mal”, agregó.