El tierno momento ocurrió en Sao Paulo, Brasil. Viéndolo caemos en la cuenta de que dedicar solo un par de segundos a darle atención a alguien, puede hacer una enorme diferencia en sus vidas.
La realidad de los perritos callejeros en las grandes ciudades de Latinoamérica, es una que incluye mucha soledad, así como una vida básicamente consagrada a sobrevivir día tras día. Cada ayuda que reciben, por muy pequeña que sea, puede resultar en una enorme diferencia para lo que será su día a día; incluso, para un cachorro que no ve mucha variedad entre un día y el otro, puede hacer una enorme diferencia recibir incluso un poco de atención.
Esto queda claro al ver un corto video que se ha viralizado en redes sociales, grabado por el brasileño Danilo Ricci.
El breve video, grabado desde el asiento del piloto de un vehículo, nos muestra una escena callejera completamente adorable. Los protagonistas son un repartidor de comida a domicilio, y un perrito callejero. Al ver que el primero de estos dos se había detenido en una luz roja, el cachorro no se lo pensé dos veces. Acercándose por el paso peatonal (muy correctamente, debemos subrayar), el perrito llega al lado del motociclista.
Dado que vino lento y de manera amigable, el repartidor no tuvo ninguna duda de cuál era la intención del cachorro. No quería atacar ni proteger territorio, sino que pedir un poquito de cariño y atención.
Y eso fue lo que recibió. En el video podemos ver al repartidor con la mitad de su atención puesta en ver cuando la luz roja pasa a verde, mientras que la otra mitad la tiene en pasar su mano por la cabecita del perro. Su objetivo es darle un poco de cariño, mientras dure la luz roja. Luego de esta, el hombre debe seguir con su trabajo, pero mientras esté obligado a esperar, puede dedicar un poco de tiempo al cachorro.
Lo bello del video, es que ese par de segundos no harán la gran diferencia para el repartidor. Lo que sí harán, es darle un nivel de felicidad a ese cachorro que puede que no haya sentido en varios días.
Hay mucho que aprender de este generoso repartidor, pero en particular, es el hecho que para algunas personas, o incluso, algunas mascotas, dedicar solo un par de segundos de nuestras vidas en darles atención, puede significar una enorme diferencia. Es para tenerlo en cuenta la próxima vez que veamos a un perro callejero. Si tenemos algo de comida de sobra, se la podemos dar. Y sí no, también se contentarán con frotar sus cabecitas con afecto.