Chase fue rescatado en el 2014 cuando lo encontraron sin correa en un pueblo, sospechando que lo usaban para pelear por su actitud «poco amigable», motivo por el que muchos no lo quisieron. Cuando Tracie Lundy trabajó en el refugio, lo conoció y no dudó en convertirse en su nueva dueña.
Los refugios con los lugares que pueden mantener a salvo a los perritos que viven en la calle, los que han sido abandonados por sus dueños y dejados por ellos debido a los motivos que tengan. Al mismo tiempo les da esperanzas de encontrar un nuevo hogar, aunque la espera requiere de mucha paciencia.
Los cachorros y los que no padecen enfermedades son los que no suelen tardar en ser adoptados, pero a los enfermos y viejitos les cuesta más. Uno de ellos ha sido Chase, un can que pasó 8 años en un refugio hasta el momento de su adopción.

Samantha Torres es la líder de Furry Friends Adoption, Clinic and Ranch, refugio de Palm City, Florida (Estados Unidos) en el que vivió Chase desde su rescate. Lo encontraron solo y suelto en un pueblo durante el 2014, y debido a su actitud «poco amigable», sospecharon que era usado para pelear. Con un poco de comida lograron atraparlo y ver su lado juguetón.
Tenía motivos más que suficientes como para acogerlo en el refugio y buscarle su segunda oportunidad de ser feliz en la vida. Sin embargo pasaron los años y nadie quería a Chase porque ladraba cada vez que lo visitaban.

Cuando Tracie Lundy, de 52 años, se unió al equipo en el 2019, tuvo el honor de conocerlo aunque no ignoró su personalidad. «Él no era particularmente amigable y actuaba distante, por lo que los posibles adoptantes lo pasaron por alto. Pude ver que tenía un ‘peligro extraño'», dijo a People.
Pero como no hay nada que la comida no arregle, se ganó su cariño dándole golosinas y acompañándolo en los paseos que daba con su cuidador por las 12 hectáreas de patio. Con el tiempo confió en ella y comenzaron a salir solos.
Sin embargo Tracie dejó su puesto para dedicarse a otro trabajo, pero aseguró que volvería por él. «Una vez que llegué a conocerlo y superé su exterior duro y su acto de tipo duro, vi que era suave y sensiblero por dentro. Eventualmente me dio mis besos», dijo al medio.

En aquel entonces Tracie vivía con otro can y no tenía espacio como para adoptar a Chase, pero cuando su mascota falleció no dudó en cumplir su promesa y volver por el perrito de 9 años. Llamó a los cuidadores y en menos de dos horas, Chase ya estaba en su casa.