Si el Internet ha servido para algo, es para difundir los momentos en que los gatos nos demuestran porque siempre han sido tan adorados.
El fotógrafo japonés Nyankichi Rojiupa encontró un grupo de gatos callejeros que convirtieron una calle llena de agujeros que conectan con el drenaje, en su patio de juegos personalizado. En sus fotos se ve cómo los mininos juegan y disfrutan, sin que les importe nada.
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Qué sería el mundo sin los gatos y su capacidad para estar convencidos que habitan un mundo paralelo.