Dillan pasó décadas encerrado y sólo conocía el abuso y el descuido de sus egoístas dueños. Decenas de organizaciones tuvieron que llevar su caso a los medios para ejercer suficiente presión y otorgarle un futuro digno.
Lso animales salvajes no están para nuestro entretenimiento. La humanidad ha avanzado mucho en temas como tecnología, medicina y derechos sociales, pero parece que el concepto de la dignidad animal aún no resuena en todas las personas.
Un ejemplo claro de esto era el caso de Dillan, un oso negro asiático que pasó décadas encerrado en una pequeña jaula de un club deportivo de Pennsylvania, Estados Unidos.

El animal vivía enclaustrado en un espacio muy limitado y estaba sometido a constantes abusos como mala alimentación, ruidos de disparos -su jaula estaba a pocos metros de un campo de tiro de armas de fuego- y molestos visitantes que lo molestaban y se burlaban de él.

Su recinto también tenía agua insuficiente y solo hormigón. Dillan también tenía heridas infectadas y tiene problemas de salud importantes, como dientes defectuosos, encías infectadas y un problema de peso.
El oso no había pisado el pasto hace muchos años y todo lo que conocía se reducía a su pequeña jaula de metal y cemento. Su salud y estado mental eran fiel reflejo de su cautiverio: el animal ya no tenía ganas de vivir y su estado físico y depresión ya lo tenían al borde del colapso.
Los dueños del club deportivo se habían negado por años a dejarlo en manos de alguna fundación que lo cuidara y lo ayudara porque para ellos el oso era parte de la identidad de su club, un accesorio, una cruel atracción.

Pero si bien Dillan no conocía más que humillaciones y sufrimiento, su suerte estaba apunto de cambiar.
Decenas de organizaciones animalistas, entre ellas PETA, se organizaron para llevar el triaste caso del oso a los medios de comunicación. Luego de mucho intentos de viralizar este atroz maltrato, por fin lograron hacer olas y llevar el caso a las pantallas estadounidenses.
Después de la presión de varias organizaciones y decenas de miles de personas de todo el país (incluido el actor Alec Baldwin), el club de atletas decidió liberar a Dillan el lunes.

El famoso actor de Hollywood tuvo que llamar al gobernador de Pennsylvania para que presionara a los dueños del club. Esa fue la única forma de convencer a los dueños de dejar ir al animal.
El oso fue trasladado de urgencia a una clínica veterinaria donde esperan tratar todos sus problemas de salud, sobretodo su gran sobrepeso, para después enviarlo a un lugar donde pueda volver a sentir el pasto en sus pies, pueda disfrutar de la sombra de un árbol y pueda socializar con otros animales de su especie.

Dillan vivió una vida de humillaciones y maltratos por parte de un grupo de personas que aún no se da cuenta de que los animales no están para nuestro entretenimiento.
Y si bien la historia de Dillan para tener un final feliz, aún quedan animales en ese club deportivo que deben ser liberados, como un gato salvaje y un grupo de aves exóticas.

Estamos en el año 2020, ya no podemos aceptar que el abuso animal continúe. Los animales no son accesorios, deben ser tratados con el respeto que todos los seres vivos merecen.