Molly, la beagle, incluso espera durante el día a que Poss baje del árbol para poder pasearla por el jardín.
Aunque haya gente que crea que los animales no tienen sentimientos y que cuando a una perra la separan de sus cachorros ni se da cuenta, la realidad es muy distinta. Molly es una beagle que perdió a todos sus cachorros cuando nacieron, pero no así su instinto materno. Necesitaba cuidar de alguien.
Así fue como se convirtió en la nueva guardiana y mamá adoptiva de una zarigüeya bebé, quien un día saltó sobre su lomo y ahí decidió quedarse para siempre. Molly no tuvo reparos.
“Desde entonces que son inseparables”, comentaron los dueños de la beagle, Elle y Sara Moyle, a 9News en Victoria, Australia.
Los dos buenos amigos se conocieron unos días después de que Molly diera a luz, y aunque Poss viene de un lugar muy distinto, tuvo un destino similar al de ella. “Son una pareja rara pero creemos que Poss pensó que Mol era su hija y viceversa”, comentó Moyle.
Y es que recorrer el jardín de esta familia no es fácil para una zarigüeya bebé, por lo que un poco de ayuda de alguien más alto le viene muy bien.
Además, Molly por fin se siente mejor. “Le subió el ánimo, se necesitaban así que es una gran relación”.
Aunque Poss pasa gran parte del día durmiendo en los árboles, Molly no le quita la vista de encima. “Se sienta bajo el árbol mientras duerme y la espera”.
No saben hasta cuando la zarigüeya se quede, pero definitivamente no será Molly quien la eche.