Una triste historia que no debería volver a repetirse.
Probablemente recuerdas la historia de Noah, el perrito al que mantenían en un canil inundado y lleno de lodo que lo obligó a subir a su casa para escapar de la humedad y el frío. Durante meses, los trabajadores de la construcción que se llevaba a cabo cerca de su hogar, lo vieron allí encerrado, solo, y gran parte del tiempo sin nada que comer. Hasta que un día, luego de una lluvia torrencial, decidieron denunciar su caso y, tras el revuelo causado en las redes sociales, las autoridades rescataron a Noah (en realidad se llamaba Demo, pero decidieron cambiar su nombre ahora que tendría una nueva vida).
El verdadero dueño de Demo, era un hombre que se encontraba cumpliendo una condena en la cárcel y que dejó a su perro a cargo de su padre, un hombre muy mayor, que dijo que hacía lo posible por mantener al perro hasta que su hijo volviera. Finalmente los rescatistas de Noah convencieron al hombre de que entregara al perro de su hijo y lo llevaron al refugio Blue Ridge Humane Society.
Hasta aquí todo parecía indicar que noah tendría una nueva oportunidad de vivir una vida plena. Eso, hasta que comenzaron a pasar los días, y luego las semanas, y a un mes de su rescate Noah sigue en el refugio sin encontrar una familia que quiera adoptarlo.
Cuando la historia de Noah se dio a conocer, todos parecían muy interesados en hacer justicia. Los e-mails a la policía local no dejaron de llegar, los mensajes en las redes sociales continuaban apareciendo, incluso después del rescate de Noah, había personas que lo visitaban en el refugio o que donaban dinero para sus cuidados. Pero aún nadie quería adoptarlo.
Y ahora, pese a que tuvo un breve momento de júbilo al ser liberado de ese infierno de lodo, Noah aún carece de lo más importante: una familia que lo quiera y le de la oportunidad de ser realmente feliz. Así que mientras tanto, Noah espera a aquella persona que cambiará su vida.
“Hemos tenido muchas personas amables que han preguntado por su bienestar y han enviado generosas donaciones para sus cuidados, pero aún no hemos recibido aplicaciones para este cariñoso Romeo. Incluso después de todo lo que ha pasado, Noah es adorable e ignora el hecho de que ya es demasiado grande para caber en la mayoría de nuestros regazos”