El legado que deja esta mujer es sorprendente.
Miró sus manos y no lograba comprender qué eran esas cosas que se movían de un lado a otro, pero no pudo evitar sentir una fascinación inmediata por ellos. Con sólo 1 año y medio, Jane Goodall se encontraba en su cuna jugando con unos pequeños amigos que había encontrado en su jardín: gusanos de tierra. Según su madre este fue el primer contacto que tuvo su hija con otros seres vivos, pero lo que ella no sabía era que ese amor por ellos nunca terminaría.
En ese entonces su madre le dio una lección muy valiosa que le sirvió hasta el día de hoy: si los animales no están en su hábitat, se mueren. Ya han pasado 80 años y nunca dejó de pensarlo.
Cuando era pequeña leyó todo lo que pudo sobre animales como el Doctor Doolittle y Tarzán de los monos de Edgar Rice Burroughs; le gustaba expandir sus conocimientos sobre todas las criaturas que estaban en la Tierra. Siempre se imaginó que su vida estaría ligada a las criaturas y ¡tenía razón!
Mientras a sus 23 años seguía esperando tener su título universitario, no perdió tiempo y se embarcó en una aventura al subirse a un barco y viajar hasta África para trabajar con el paleoantropólogo keniano Louis Leakey en 1960. Ambos comenzaron a investigar sobre los chimpancés del Parque Nacional Gombe en Tanzania, mientras que la madre de Goodall también se sumó a la iniciativa por un corto período de tiempo.
Ambas decidieron hacer sus vidas en ese lugar y gracias a eso Goodall hizo uno de los descubrimientos más importantes hasta la fecha: el uso y modificación de herramientas por una especie distinta de los seres humanos.
Ese fue sólo el comienzo de una impresionante aventura que duró toda su vida: fue primatóloga y aprendió a conocer todo sobre esos animales. Ella se dio cuenta que los principales problemas de esta especie eran la caza, el tráfico y la deforestación, pero como ya no era esa tímida niña de antes se convirtió en una ferviente luchadora de los chimpancés.
“Tenía el sentimiento de que necesitaba ayudar”.
-Jane Goodall-
Es por eso que se dedica a dar charlas y conferencias sobre la importancia que tienen los animales en nuestro mundo y además es mensajera de la paz de la ONU inglesa. Se escuchan aplausos y ovaciones cuando ella entra a las salas, nadie le quita los ojos de encima y para todos es un orgullo estar cerca de ella. Incluso es la embajadora de “Monkey Kingdom” de Disney, un documental de los macacos en Sri Lanka.
Puede que actualmente tenga 81 años pero eso nunca será un impedimento para realizar lo que ella quiera. Ahora publicó un libro que escribió hace poco, maneja grupos comunitarios, tiene su propio instituto llamado Jane Goodall Institute y pasa 300 días del año promoviendo causas de preservación ambiental. Sin duda es una mujer bastante ocupada.
Mientras sigue dividiendo su tiempo en todas las actividades que realiza, podemos afirmar que lo único que está en su mente constantemente es proteger y cuidar a las criaturas salvajes de las cuales se enamoró cuando pequeña. Realmente es un gran ejemplo a seguir y honestamente se ha ganado el respeto de todos por sus impresionantes méritos hacia la vida salvaje.
¡Me encantaría ser como ella!