Más les vale asegurarse de quemarlo bien. No vaya a ser que cobre vida y se escape…
Pocas especies de animales pueden atribuirse el honor de ser las más temidas del mundo como los reptiles. Algo hay en lo diferentes que son de nosotros. Su piel escamosa, sangre fría, cuerpos largos con cola y tendencia a tener cientos de dientes afilados, es prácticamente la definición de lo que las personas entendemos como un monstruo. Solo pensar que alguna vez estas bestias fueron las que dominaron la tierra, le puede quitar el sueño a cualquiera. Es cierto que en esa época medían varias decenas de metros más de lo que miden los lagartos actuales, pero entre la mordida de un tiranosaurio y la de un cocodrilo, créenos que el dolor no será demasiado distinto.
En el mundo moderno en el que habitamos, damos por hecho que ya no hay espacio para reptiles gigantescos, capaces de triturar a una persona por completo de una sola mordida. Frente a esto, la buena gente de Louisiana puede simplemente decir “Ja, aun no han visto nada”. Les presentamos, al cocodrilo gigantesco con el que la gente de ese estado debe convivir.
La bestia que ves en la foto es real. Fue construida por artistas de la ciudad para conmemorar la llegada de la Navidad. Para que puedas bajar la gravedad de la taquicardia que probablemente te ha tomado desde que lo viste, te informamos que es completamente de madera. Sí, no tiene vida. Repetimos, NO TIENE VIDA. No irá a tu casa a morder a tu gato.
Esta intimidante obra de arte es armada todos los años al costado de la ribera del río Mississippi. Su fin es conmemorar el fin del año. Ardiendo en llamas es como el cocodrilo de madera hace su aporte a la llegada de la noche de la dicha y los regalos. De ahí el material del que está hecho: el fin de esta creación es servir como un guía para ese viejo barbón y despistado, que todos los años pretende innovar en su ruta y manera de repartir la dicha navideña por nuestros hogares.
Algunos dejan galleta y leche. Otros puede que prendan una pequeña vela y la dejen en la ventana. Para los residente de Louisiana, eso es demasiado conservador. Ellos necesitan un enorme reptil de casi 20 metros de largo ardiendo. Quieren asegurarse de que Santa no vaya a olvidarse de pasar por sus casas.
Tener a la población aterrorizada es solo un inconveniente menor.