Por Cristofer García
9 November, 2020

“Fueron criados por unos ancianos, pero los abandonaron debido a que fueron trasladados a un centro de atención para personas mayores”, dijo una vecina.

En la vida salvaje se pueden encontrar cualquier tipo de amistades animales. Algunas son atípicas, porque se suele creer que son enemigos naturales, como los perros y gatos. Sin embargo, este par de peludos demostraron que pueden ser mejores amigos después de ser abandonados.

Se trata de un perrito y un gato que comenzaron a ser vistos vagando por las calles de la comunidad en Corea y los vecinos notaron que no eran típicos animales callejeros.

El perro se encontraba triste, sin saber dónde ir ni qué comer, porque claramente era una mascota de hogar.

Kritter Klub

Mientras, en las mismas condiciones estaba un gato naranja, que huía de cualquiera que se acercaba. Al encontrarse ambos se volvieron mejores amigos y se apoyaron en estos tiempos adversos. Desde entonces andan siempre juntos, se demuestran afecto y se ayudan.

Kritter Klub

“El gato se ha convertido en el mejor amigo y en el ángel de un perro abandonado que busca a su familia y espera en el mismo lugar todo el día”, informó el canal en Youtube Kritter Klub, medio de comunicación que compartió la historia.

Puesto que ninguno está acostumbrado a este tipo de vida de supervivencia, han aprendido uno del otro para sobrevivir. Y es que, lamentablemente, estas mascotas pertenecía a una familia de abuelos que tuvo que mudarse sin poder llevarlo con ellos. Desde entonces, la comunidad también comenzó a ayudarlos con alimentos y abrigo.

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“El perro y el gato juegan todo el tiempo. Además, duermen juntos para estar calientes durante toda la noche. Nosotros le hemos puesto una colcha que la utilizan como cama y les damos comida”, comentó una vecina.

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“Los animales fueron criados por unos ancianos, pero los abandonaron debido a que fueron trasladados a un centro de atención para personas mayores”, agregó. En este centro médico no permitían animales, por lo cual quedaron en la calle.

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El perro, aún no se resigna a darse por vencido y tiene la esperanza de volver a encontrarse con sus antiguos dueños, por lo cual permanece en la entrada del edificio 103, donde solía vivir, esperando que regrese su familia. El gato lo acompaña para que no espere solo.

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